El Partido de los Artesanos
“El país era mucho mejor cuando solo robaban los ladrones.”
– Alfonso López Pumarejo
Aunque la existencia de los partidos políticos es necesaria para el buen funcionamiento de la República, su perdición es que representan los intereses comunes de grupos de ciudadanos que se organizan para establecer las reglas que les son más convenientes con el fin de interceder ante el Estado en su propio beneficio.
El poder hegemónico que han mantenido los partidos conservador y liberal por periodos de tiempo extensos ha llevado a que la violencia en Colombia se intensifique debido a las inequidades producto de que “el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”[i].
Desde los tiempos de la República de la antigua Roma, detrás de los grandes personajes como Julio César, Pompeyo o Craso quienes conformarían el primer triunvirato para controlar el poder político del Estado, se encontraba el campo de batalla político centrado en la lucha entre optimates (conservadores, miembros de la aristocracia senatorial) y populares (masas populares con sus necesidades sociales y económicas).
“En la vida de la sociedad romana los motivos de clase se proclamaban abiertamente y no enmascarados bajo ideales”[ii] por lo que era frecuente identificar en los optimates la defensa del orden existente privilegiando a la aristocracia con el disfrute exclusivo del poder político y económico. Mientras tanto, del lado de los populares, están documentadas las encarnizadas luchas por alcanzar el poder mediante prácticas populistas que al final demostraban que lo que buscaban era la supremacía personal.
En la recién creada República de Colombia, en 1846 aparecería una asociación de la clase de los artesanos que cada vez se haría más popular ya que en sus instalaciones no sólo se dictaban clases nocturnas de alfabetismo, aritmética y dibujo lineal, sino que a ella acudían verdaderos ideólogos de los principios liberales.
El primer director de la Sociedad de Artesanos de Bogotá que luego sería llamada hoy Sociedad Democrática sería Ambrosio López Pinzón, un artesano, militar, activista político y comerciante, quien había nacido un año antes del “grito de independencia” en Santafé siendo hijo del famoso sastre de los dos últimos virreyes de la Nueva Granada, Pedro Mendinueta y Antonio Amar y Borbón.
De sus padres diría: “no eran hidalgos de nacimiento ni de alta alcurnia, no tenían árbol genealógico ni títulos de nobleza; pero si estoy seguro que tanto ellos como sus mayores, ni habían sido asesinos, ni ladrones ni han causado mal á la patria”. (sic)
Con la muerte de su padre cuando era apenas un niño, tuvo que abandonar los estudios enlistándose en el ejército bajo el mando del “Hombre de las Leyes”, Antonio Nariño a los 14 años. Al cumplir los 19 entablaría una cordial relación con quien sería presidente de Colombia, Francisco de Paula Santander, quien aprobaría su salida.
López alternaría sus negocios de destilería de licores, manufactura y comercio con sus funciones militares participando notablemente en la Guerra de los Supremos lo que le daría los honores suficientes para desempeñarse como juez, alcalde y capitán del ejército colombiano lo que le permitiría apoyar la llegada del primer presidente de La República de la Nueva Granada, el militar Tomas Cipriano de Mosquera en 1845.
Cipriano de Mosquera sería el primer presidente del partido político liberal, el más antiguo de Colombia y el sexto partido político vigente más longevo del mundo. Aunque en la Convención de Ocaña, Francisco José de Paula Santander utilizó la palabra “liberal” para identificar su posición política, durante su gobierno su partido se identificó como “progresista”.
El 16 de julio de 1848, en el periódico El Aviso, el ideólogo y político colombiano Ezequiel Rojas publicó un artículo llamado “La razón de mi voto” en el cual adhiere a la candidatura presidencial del general José Hilario López y expone el ideario del Partido Liberal, dando inicio a la existencia de esta agrupación política.
Rojas había participado en la conspiración septembrina contra Simón Bolívar siendo desterrado por 4 años, tiempo en el cual conoció a Jean Say, un famoso ideólogo de economía política el cual le enseñaría las teorías económicas basadas en el liberalismo de Betham y el catolicismo, lo que le permitiría, al volver a Colombia, formular una explicación del racionamiento de los agentes en el mercado, actualmente conocida como teoría de elección racional.
Las ideas liberales de la época eran confusas y en algunas oportunidades contradictorias favoreciendo a algunos mientras perjudicaba a otros, como se observa en el siguiente escrito de Ambrosio López: “Los comerciantes, alimentados por lecturas favorables al liberalismo económico, ven con mucho agrado […] una reducción de las tarifas aduaneras y el desarrollo de la navegación a vapor. Perspectivas que, a la inversa, preocupan a los artesanos urbanos quienes presienten el final de la protección de la que han gozado hasta entonces, tanto por los altos niveles de aranceles como por la lentitud de los bongos y champanes que surcan las aguas del río Magdalena”. (sic)
En su escrito El Desengaño o Confidencias de Ambrosio López, expresó sus ideales respecto a la existencia de una agremiación por y para los artesanos, la cual se haría realidad y contaría con el apoyo del futuro presidente de la República de Nueva Granada, el también militar y liberal José Hilario López.
A pesar de que el apoyo de Ambrosio había sido definitivo para el triunfo de José Hilario, éste no lo tendría en cuenta para ningún cargo relevante en el gobierno, escribiendo al respecto en su autobiografía: “(tuve que) echar mano de la ruanita, traje con el cual ya nadie me conocía, ni menos se acordaba de mis servicios i sacrificios, i solo los artesanos, los de mi círculo eran los que me servían; de resto los que me habían dado palmadas en el hombro, los que me decían este Lopezitos, tan buen muchacho, tan patriota, tan liberal, todos esos después que se encaramaron ni más les volví a ver”. (sic)
Al contrario, José Hilario López nombraría a Ezequiel Rojas como secretario (ministro) de hacienda.
Ambrosio López se alejaría entonces de la ingrata política muriendo en su residencia de Bogotá, el 19 de julio de 1897, a los 88 años.
Sin embargo, su importante legado no terminaría ahí. Su segundo hijo, Pedro Aquilino López se casaría con Rosario Pumarejo Cotes, hija de un rico empresario de Valledupar, sobresaliendo como banquero de prestigio, fundando el famoso Banco López y asociándose comercialmente con la prestigiosa familia Samper.
Al igual que su padre se vincularía al Partido Liberal llegando a ser concejal de Bogotá, ministro del Tesoro y Senador por el Tolima.
Su hijo mayor Alfonso López Pumarejo, llegaría a ser presidente de Colombia en dos oportunidades, cargo al cual también llegaría su nieto, Alfonso López Michelsen, ambos ondeando las banderas del ideario del Partido Liberal.
[i] Dictum del historiador católico británico John Emerich Edward Dalkberg Acton
[ii] Francesco De Martino en la “Storia della costituzione romana”