Opinión

Es que somos muy pobres

Luis Carlos Rojas García

Luis Carlos Rojas García

Escritor

—La pobreza en este lugar no existe; de hecho, ni aquí ni allá la pobreza existe. Sé que es difícil de entender, lo sé, pero, la respuesta a la inexistencia de la pobre es muy sencilla y no exagero en lo más mínimo.

Si lo que quería era llamar la atención lo había logrado. Luego continuó con su discurso:

—La pobreza, aunque cueste trabajo reconocerlo, no existe; y no existe por la simple y llana razón que la pobreza, es un estado mental.

¿De qué estaba hablando este sujeto?

—Sí, si usted se siente pobre es porque su negativismo alcanzó los límites. Usted es pobre porque quiere. Lo único que necesita para erradicar la pobreza de su vida es tener un pensamiento positivo. Levantarse todos los días pensando que lo va a lograr. Que usted sí va a poder. La pobreza es solo un estado mental causado por el negativismo que usted aplica en su día a día.

Me pregunté entonces ¿Y qué pasa con la gente que se muere de hambre en países como el nuestro o en África? ¿Y qué pasa con la gente que no tienen oportunidades por más que las busque? El hombre continuó.

—No lo piensen más. Usted lo que tiene que hacer es un cambio de mentalidad. Si todas las personas erradicaran la pobreza de su cabeza, simplemente, se acabaría la pobreza. Por ejemplo, usted señora.

Señaló el hombre a una mujer.

—¿Cuánto se gana al mes?

—Trabajando como trabajo, alcanzo a completar casi, casi, un salario mínimo.

Respondió la mujer con algo de timidez.

—¿Y por qué no ha comprado casa?

Preguntó con exaltación el hombre.

—¡Es que somos muy pobres!

Da la impresión que muchos viven en una burbuja que no les permite ver las cosas como son, mas, si esa burbuja se encuentra en el extranjero o en países como este de tierras frías y corazones gélidos y obnubilados por un dólar que da para sobrevivir porque así lo ha querido el sistema.

En este orden de ideas, si usted es de los que piensa que afuera de su país las cosas son color de rosa debo decirle que no, está equivocado. Sobre todo, porque no podemos confundir calidad de vida con trabajar sin parar para poder llegar a fin de mes.

Día tras día, la situación es más compleja en todos los rincones de este planeta y la sobrepoblación, el hambre, el cambio climático y la pobreza sí existen y nada tienen que ver con un cambio de mentalidad o de levantarnos más positivos en un mundo en donde la desigualdad y el afán del poder de algunos está por encima del bienestar colectivo.

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