¿Existe un lugar para los plaguicidas en la agricultura sostenible?
¿Qué se entiende por “plaguicidas”?
Los plaguicidas son cualquier sustancia o mezcla de sustancias de ingredientes químicos o biológicos utilizados para repeler, destruir o controlar cualquier plaga o regular el crecimiento de la planta. El término “plaguicida” se aplica para designar insecticidas, herbicidas, fungicidas, rodenticidas, molusquicidas, productos para la conservación de la madera y otras sustancias diversas utilizadas para el control de las plagas. Estas sustancias también incluyen reguladores del crecimiento de las plantas, defoliantes y desecantes.
El uso de plaguicidas en la agricultura se remonta a hace miles de años. No obstante, estos productos comenzaron a aplicarse de forma generalizada a partir de la década de 1940 debido al crecimiento de los plaguicidas químicos sintéticos y el rápido desarrollo de bioplaguicidas en el último decenio. Actualmente, hay más de mil plaguicidas disponibles en el mercado (incluidos plaguicidas químicos, microbianos, semiquímicos y botánicos).
¿Hay cabida para los plaguicidas en la agricultura sostenible?
La visión de la FAO en favor de una alimentación y una agricultura sostenibles se basa en que los alimentos deberían ser inocuos, nutritivos y accesibles para todos y en que los recursos naturales deberían gestionarse de tal forma que se preserven las funciones de los ecosistemas para responder a las necesidades humanas del presente y el futuro, lo cual implica mantener un delicado equilibrio.
La FAO estima que entre el 20 % y el 40 % del rendimiento mundial de los cultivos se pierden cada año debido a los daños causados por las plagas de las plantas. No podemos permitirnos pérdidas de cosechas, ya que la inseguridad alimentaria sigue creciendo a medida que aumenta la población y ante los desafíos climáticos. La producción mundial de alimentos debe incrementarse hasta un 50 % para 2050 a fin de alimentar a una población en aumento. El control de plagas es esencial para alcanzar el segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS 2), a saber, poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible para 2030.
La FAO promueve el manejo integrado de plagas (MIP) para la protección sostenible de los cultivos. El MIP reúne diversas estrategias basadas en los ecosistemas, así como todas las técnicas y prácticas de control de plagas disponibles que desalientan el desarrollo de poblaciones de plagas y recomiendan el uso racional de plaguicidas únicamente en última instancia en ausencia de otras alternativas no químicas adecuadas, y su aplicación de forma apropiada a fin de reducir los riesgos que entrañan para la salud humana y el medio ambiente.
Con información de la FAO.