Incapacidad administrativa
El gobierno Petro sigue insistente con la reforma a la salud. Después de la reunión con el director del Centro Democrático, el expresidente Álvaro Uribe Vélez, donde, de una manera argumentada se le explicaron al presidente Petro las razones por las que la Corte Constitucional no aprobará la reforma, él aún cree que es lo que el país necesita y, por eso, dice que la presentará “de nuevo todas las veces que sea necesario haciendo las correcciones que la Corte diga”.
El problema es que, dentro de la reforma a la salud, viene la propuesta subyacente de fortalecer y agrandar al Estado, porque él será el encargado directo de prestar servicios de salud en todos los rincones del país, a través de los Centros de Atención Primaria y de los equipos médicos que recorrerán permanentemente, todos los hogares y estos nuevos servicios requieren de una logística y una organización que, hasta hoy, el Estado desconoce cómo prestar, porque durante los últimos 30 años han sido las EPS las encargadas de todo lo relacionado con la salud. De hecho, recordemos que, gracias a este modelo de la Ley 100, logramos llegar a un 94% de cobertura, cuando en épocas del Instituto de Seguro Social, estábamos alrededor del 35%.
Y es que la verdad es que el Estado nunca se caracterizado por ser un buen administrador, de hecho, esa es la razón por la que existe la privatización, porque el Estado no presta sus servicios de manera correcta y con los costos adecuados. Si no me creen, evalúen la contratación estatal y la manera en que alcaldes y gobernadores negocian los apoyos para llegar al poder, apostándole a la posibilidad de repartir puestos de acuerdo con la cantidad de votos, lo que ocasiona que muchos de los funcionarios que laboran en las entidades del Estado hagan cualquier cosa menos eso, laborar, porque son simplemente, beneficiarios de un cargo burocrático.
Y no dudar de la capacidad administrativa del Estado es difícil, más en días como hoy, cuando se sabe que, desde el Ministerio de Hacienda, se autorizó un pago doble y triple para sus funcionarios y para altos funcionarios del Estado, situación que no deja de ser sospechosa y de ponernos a pensar ¿Qué habría pasado si los beneficiados son pocos y la situación no se hace pública? ¿Tiene el Estado las facultad o la herramienta para recuperar ese dinero que, al fin de cuentas, pertenece a todos los contribuyentes? ¿O, en caso de solicitarles a los funcionarios el reintegro, pueden repetir la frase insigne de la vicepresidenta “¡de malas!” y quedarse con él? Al fin de cuentas, no le quitaron nada a nadie, se los regalaron…
No podemos desconocer que el país se encuentra en un punto neurálgico. Cada decisión que se toma genera una gran controversia básicamente, porque el gobierno elegido tiene como bandera acabar con lo que hay para erigir lo que quiere, sin tener en cuenta todas las implicaciones que traen sus decisiones. Es cierto que la salud debe ser para todos y que todos los colombianos tenemos el mismo derecho a recibirla, pero no puede seguir pretendiendo el presidente Petro que, para implementar el modelo que a él le parece puede funcionar, tiene que mandar al traste lo que tanto tiempo hemos tenido y entre todos hemos ayudado a construir. Es más, evaluemos esa misma propuesta que ya se implementó en Venezuela y, con lo que ocurre allá, hagámonos una idea de los resultados.
Es cierto que cada país es diferente, pero ¿cree usted que Colombia, con una vicepresidenta que se transporta en helicóptero, que crea un Ministerio para darle sueldo a quienes apoyaron las protestas en contra del gobierno anterior, que tiene un presidente cuya actividad favorita es llegarle tarde a todo el mundo sin que nadie sepa por qué y pagarle siete millones de pesos al señor que le da clases de baile y masajes a su esposa, tiene la capacidad para administrar un sistema de salud que sea capaz de llegar a los más de 51 millones de colombianos, con un 100% de eficiencia en la atención? Porque no es solo poner un puesto de salud, es también garantizar que funcione, que cuente con los insumos o materiales médicos, que tenga un médico de remplazo cuando alguno de los de planta se enferme, porque lo difícil no es solo llegar, lo difícil es hacerlo de manera correcta… y no morir ni dejar morir a los colombianos en el intento.