Opinión

La Espada de Damocles

Sandra Liliana Pinto Camacho

Sandra Liliana Pinto Camacho

Ingeniera Industrial PUJ & Administradora Hotelera AH&LA

La leyenda de la espada de Damocles se convirtió en un dicho popular que hace referencia al riesgo al que se ven expuestos quienes ostentan el poder.  Desde cuando fue utilizado por primera vez por el historiador griego Timeo de Tauromenio[i] y años más tarde por el filósofo Marco Tulio Cicerón[ii] quien en sus manuscritos Disputaciones tusculanas la popularizó, se usa para exhibir las oposiciones agudas que debe sufrir el gobernante de turno como consecuencia de la impopularidad de sus decisiones.

La historia hace alusión al dictador Dionisio I[iii] apodado “El Viejo” quien conquistó Sicilia y fue tirano de Siracusa[iv] desde el año 405 a.C. hasta su muerte.

Cicerón describe a Dionisio como alguien “moderado en su modo de vida, alerta y diligente en los negocios, pero naturalmente malicioso e injusto con sus súbditos y su familia[v]”.

Damocles, uno de sus cortesanos, adulaba permanentemente al tirano manteniendo en su interior el odio por el trato que les daba y la envidia al observar el despilfarro de su enorme riqueza.  Un día le dijo:

– Mi rey, ¡que feliz debe estar! Posee todo aquello que un hombre anhela… poder, dinero, mujeres…

Pero este día, el rey cansado de su adulación y percibiendo el veneno en sus palabras, le ofreció cambiar sus puestos por un día a lo que Damocles aceptó con ansiosa alegría.

“Dionisio hizo sentar a Damocles en un diván de oro, en una habitación decorada con hermosos tapices tejidos, bordados con magníficos diseños y amueblada con aparadores cincelados en oro y plata. Organizó un festín para él, que sería servido por camareros cuidadosamente seleccionados por su belleza. Había toda clase de manjares exquisitos y ungüentos, e incluso se quemaba incienso”[vi].

Sin embargo, en un fugaz momento algo cambió repentinamente cuando miró hacia el techo. Sobre su propia cabeza se encontraba colgando una enorme y afilada espada, suspendida de una crin de caballo pudiendo en cualquier momento caerse ocasionándole una horrenda muerte.

Dionisio al darse cuenta que había visto la espada que colgaba le dijo:

– Damocles, ¿por qué te preocupa la espada? Yo también estoy expuesto a numerosos peligros día tras día que podrían hacerme desaparecer.

Las Disputaciones tusculanas (Tusculanae disputationes) fueron escritas en el 44 a.C. por Cicerón durante sus últimos años de vida, cuando sumido por el profundo dolor que le causó la muerte de su hija Tulia se apartó de la vida política y se recluyó en su villa de Túsculo, donde se consagró a la creación literaria.

Es un tratado filosófico que usaba el método socrático de la técnica dialogada entre dos personajes: A., probablemente un auditor oyente que también interroga y objeta; y M., probablemente un maestro que responde y expone.

Compilado en cinco libros, en el último, Para ser feliz la virtud se basta a sí misma (Ad beate vivendum virtutem se ipsa esse contentam), Cicerón expuso lo esencial para una vida feliz: la indiferencia ante la muerte, soportar el dolor, aliviar el dolor, resistir otras perturbaciones espirituales y elegir la virtud.

La espada de Damocles representaba el primero de ellos, la inminencia de la muerte que se cierne permanentemente sobre cada uno de nosotros obligándonos a ser felices a pesar de su presencia.

Hoy la espada de Damocles cuelga sobre algunas de las decisiones tomadas por el primer Gobierno progresista de Colombia quien, como un Dionisio, absorto de poder, afirma en escenarios adversos frases como la dicha por la viceministra de Energía de Colombia, Belizza Ruiz Mendoza, en el marco del Congreso de Naturgas: “El Gobierno del presidente Petro no va a firmar nuevos contratos de exploración y explotación de petróleo y gas, no sé qué parte de esa frase no han entendido[vii]”.

La crin de caballo ha resultado ser el ministro de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Ocampo, quien ha salido presuroso a desmentir dicha afirmación diciendo: “Esa decisión, perdóneme que le diga a la viceministra, no ha sido tomada”.

Pero ésta no ha sido la primera ni la única vez en que el ministro Ocampo ha tenido que surtir como sostén de dicha espada.  Un tuit del presidente Petro en el que proponía la creación de un “impuesto transitorio de remesas a capitales golondrina” llevó a “una subida en la tasa de cambio al situarse en promedio, en 4.629,5 pesos, llegando a negociarse a un máximo histórico de 4.657,4 pesos[viii]”.  Fue entonces que el ministro Ocampo nuevamente intervino dando un parte de tranquilidad a los mercados al decir: “Quiero señalar de forma muy enfática, en nombre del presidente de la República, que el Gobierno no va a proponer control de cambios ni va a poner impuestos a los ingresos de capital”.

Igualmente tuvo que salir velozmente a “aclarar” otra afirmación del Presidente Petro en el marco de su viaje a Nueva York hace dos semanas en donde sentenció: “Les vamos a comprar las tierras por títulos de deuda pública que pueden hacer exigibles en cualquier momento en el mercado secundario de títulos con un fin fundamental, cinco millones de hectáreas, no todas, de las 30 que tenemos en capacidad de producción serán compradas por el Estado a precio comercial para ser vendidas a menor precio a campesinos, pequeños y medianos empresarios” a lo que respondería la Contraloría con cifras sobre la imposibilidad de hacerlo frente al crecimiento de la deuda pública actual[ix]. Fue entonces cuando el ministro Ocampo debió nuevamente salir en defensa del presidente diciendo: “el Ministerio de Hacienda tiene claro que no se puede hacer eso, no se pueden comprar tierras con TES”.

No ha sido fácil mantener seguro de la espada de Damocles al presidente Petro dado que incluso algunos de los ataques han sido “fuego amigo”.  Tal es el caso del impuesto a las congregaciones religiosas el cual no debía quedar incluido en la reforma tributaria dado el apoyo brindado en campaña por el pastor Alfredo Saade quien fuera uno de los precandidatos presidenciales del Pacto Histórico.  Dicha exclusión también sería apoyada por el ministro Ocampo al decir: “Este es un país que respeta todas las religiones. No nos vamos a meter en eso (…), muchas iglesias tienen más bien falta de dinero. O sea, son poquitas las que tienen exceso de dinero. En su mayoría no son prósperas”.  Sin embargo, gracias al trabajo de la congresista de la alianza de Gobierno, Katherine Miranda, el que ha sido llamado “impuesto a las iglesias” quedó aprobado en primer debate.

No será fácil para un Gobierno que se ha propuesto presentar simultáneamente los cambios necesarios para reconvertir el sistema económico y político en cuatro años defender los distintos frentes al mismo tiempo, por lo que resulta necesaria la utilización de sistemas que les permitan ponerse de acuerdo antes de dar declaraciones ante los medios de comunicación haciendo inútil el uso de la elocuencia del ministro Ocampo para defender la administración de la espada de Damocles.

[i] Timeo de Tauromenio (350 – 260 a.C.)

[ii] Marco Tulio Cicerón (106 – 43 a.C.)

[iii] Dionisio I (430 – 367 a.C.)

[iv] La ciudad griega de Magna al sur de Italia.

[v] Verbaal W. 2006. Cicero and Dionysios the Elder, or the End of Liberty. El Mundo Clásico 99(2):145-156.

[vi] ¿Qué quiso decir Cicerón con la espada de Damocles?, Greelane.

[vii] https://www.valoraanalitik.com/2022/10/08/minhacienda-desmiente-nuevos-contratos-de-exploracion/

[viii] https://www.infobae.com/america/colombia/2022/10/07/no-habra-control-de-cambios-en-colombia-aseguro-el-ministro-de-hacienda-jose-antonio-ocampo/

[ix] https://www.infobae.com/america/colombia/2022/09/22/gobierno-petro-plantearia-comprar-tierras-fertiles-por-titulos-de-deuda-publica/

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Un comentario

  1. Gran escrito, aunque indiferente con la realidad que se desarrolla alrededor de un gobierno que hereda la perniciosa cultura traqueta que tiene condenada a toda la sociedad colombiana a vivir y comer del Estado muerto de hambre, miedo e indolencia

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