Opinión

La Fiscalía necesita quien la fiscalice

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

Las señales que están dando algunas fiscales, no las dejan ver como las más adecuadas para su labor de impartir justicia. La fiscal General de la Nación, Luz Adriana Camargo, abrió una Nota Criminal contra la directora de Semana, Vicky Dávila, por “traición a la patria”, cuando lo único que ha hecho Dávila es revelar los escándalos del “Gobierno del Cambio”, gracias a las declaraciones dadas por los propios familiares o personas cercanas al presidente Gustavo Petro: Marelbys, la niñera de Laura Sarabia; los audios de Armando Benedetti; las declaraciones de Daisurys Vásquez, la ex de su hijo Nicolás; las confesiones del propio Nicolás, quien dijo que no iba a “inmolarse” por su padre.

Para rematar, la fiscal General de la Nación, estuvo departiendo en el cumpleaños del general William Salamanca, director de la Policía Nacional, con Ricardo Roa, gerente de Ecopetrol, quien está siendo investigado por la Fiscalía por la aparente financiación irregular de la campaña Petro Presidente en 2022. El argumento de la fiscal a los medios es que ella tiene vida y asiste a cumpleaños y que habló “como se habla en una reunión social”. ¿Será que pretende hacernos creer que se cruzó con Roa y que no hablaron nada sobre la investigación? ¿O espera que entendamos que, como en toda reunión social, todos los temas de interés mutuo se tocaron?

La fiscal, que fue escogida por el presidente como lo determina la Constitución Política de Colombia, está evidenciando la misión que le fue encomendada por quien le otorgó el cargo: protegerlo a él y a quienes hacen parte de su séquito. Seguramente no es la primera persona en este cargo con esta misión, innegable, pero sí es la primera que lo hace sin ningún tipo de miramiento, sin miedo a ser cuestionada o criticada.

Pero la fiscal General no es la única que está desenfocada en sus actuaciones y en sus respuestas. Durante las festividades de Halloween, la secretaria de la Fiscalía de Santo Domingo, Antioquia, decidió asistir a una cabalgata disfrazada como miembro del ELN. No es claro cómo, a una persona que tiene como vocación ser parte del equipo que imparte la ley, se le ocurre disfrazarse como delincuente, dejando claro que su escala de valores está comprometida. Lo más grave es que cuando un policía le reclama, ella dice “es solo un disfraz”.

Es cierto que las fiestas de disfraces permiten que las personas exploren algunas posibilidades que no son tan reales para su diario vivir: ser superhéroes, personajes de televisión o de cine, pero ilusionarse con ser un delincuente deja mucho qué pensar sobre su sensatez, sobre todo, si se piensa que, desde su cargo, debe conocer con mayor detalle las atrocidades que este grupo guerrillero ha ocasionado. Eso, si ser colombiana y leer un periódico no ha estado al alcance de su mano.

Los comportamientos de estas funcionarias dejan mucho qué pensar, no sólo sobre su actuar como ciudadanas, también sobre la forma en que realizan su trabajo, si tenemos en cuenta que en su labor son las encargadas “de investigar y acusar ante los juzgados y tribunales competentes a quienes se presuma han cometido algún delito que atente contra la vida, la seguridad o los bienes de otro” y, para ello, requieren de independencia e integridad, cuando su comportamiento ni siquiera deja en evidencia que cuenten con esos valores.

En este punto, en que el país necesita personas que estén en capacidad de luchar por él y por su futuro, tener este tipo de funcionarias produce miedo.

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba