Opinión

La otra historia

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

La vereda Alto Remanso en Puerto Leguízamo, Putumayo, fue el lugar donde se presentaron confusos hechos el pasado 28 de marzo, que terminaron convirtiendo un bazar que buscaba recolectar fondos para mejorar las vías, en una tragedia. El mayor general Juan Carlos Correa, comandante de la División de Aviación y Asalto Aéreo del Ejército Nacional, manifestó en Sigue La W Digital, que la operación se realizó porque Inteligencia informó sobre campamentos de las disidencias de las FARC en la zona. Por eso, y cumpliendo con todos los protocolos y con el Derecho Internacional Humanitario, intervinieron. 10 días se demoraron para llegar al área y, el 28 de marzo cuando lo lograron, tuvieron fuertes enfrentamientos, aparentemente con la comunidad, que dejaron como resultado 11 campesinos e indígenas fallecidos. Los militares se retiraron de la zona porque, dijeron, se arriesgaban a una posible asonada de la comunidad. La operación militar, según dijo el Ejército, era contra alias ‘Bruno’ del frente 48 de las disidencias, pero nadie tiene idea dónde está ahora, ni si estuvo durante el operativo.

Sin embargo, los lugareños narran otra historia. Dicen que hombres encapuchados, de pantalón verde, buzo negro y barba poblada los atacaron, entraron a sus viviendas buscando armas y, que, posterior al enfrentamiento, pudieron verlos cambiarse de ropa, reunirse y marcharse con los miembros del Ejército, lo que los hace pensar que todo fue planeado para anunciar un falso positivo, aunque nadie entiende por qué, si ninguna de las once (11) personas que fueron dadas de baja era un delincuente y, el evento, no tenía fines ni políticos ni militares. Incluso, manifiestan que lo recogido durante los dos (2) días de bazar, desapareció. Para completar, las escenas de los crímenes fueron alteradas, los cuerpos fueron movidos y no se protegieron como es debido para poder hacer la prueba de pólvora en sus manos y saber si dispararon un arma horas antes. Lo debido.

Ya han pasado más tres (3) semanas y la Fiscalía adelanta su investigación de la mano del Ejército. Ha sido suficiente el tiempo para entender qué sucedió e informárselo a la comunidad. No deberíamos tener que exigirle al Ejército o al Gobierno que nos informe cuál fue la verdad de los hechos en Alto Remanso, el mismo Ejército debería ser consciente de que es su deber contarles a los colombianos qué ocurrió, por qué actuaron como lo hicieron y cuáles fueron sus expectativas y sus resultados al desplegar una operación como ésta.

Nuestras Fuerzas Armadas tienen labores muy difíciles y quizás, el desenlace de éstas no es siempre el esperado, pero no nos pueden pedir a los colombianos que tengamos fe ciega, cuando vemos que hay cosas que no se explican y que es su silencio el que se convierte en cómplice de acusaciones que otros hacen y parecen fundadas. Señor ministro de defensa Diego Molano: no más escudo en sus fuerzas del orden. Salga y, con la frente en alto y verdaderas evidencias, cuéntele al país qué sucedió. Solo así, podremos seguir respaldando su gestión.

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