Nada que mostrar

Ayer fue nuestro Día de independencia, el día en salimos a las calles para ver a nuestra Fuerza Pública (Ejército, Policía, Fuerza Aérea), desfilar con sus mejores trajes y mejor compás. Un día en el que, curiosamente, honramos a todos esos hombres y mujeres que exponen su vida a diario por nosotros, mientras ellos marchan frente a nuestros ojos.
Pero el 20 de julio no es sólo una fecha para hermosas marchas, también es el día en que se instalan las sesiones del Congreso. Y es en esa instalación donde tuvimos la oportunidad de escuchar al presidente Petro por dos horas y media, diciendo las mismas cosas que él se repite una y otra vez para creérselas y, peor aún, para que sus seguidores se las crean.
Ayer, fue un día donde la oposición, a través de sus discursos, demostró estar capacitada para, con argumentos, decirle al presidente que su Gobierno no va por buen camino. Así lo hizo Efraín Cepeda, quien entregaba la Presidencia del Congreso y habló de democracia, de cómo debería ser un país donde ésta prevalezca y de cómo, el actual Gobierno está atentando contra su prevalencia.
Paloma Valencia también estuvo al frente, recordándole al presidente Petro, entre otras cosas, que su principal problema es la incapacidad que tiene para ejecutar y asumir sus fallas, que vive descargándolas en otros, como sus 53 ministros y 126 viceministros. Que la extorsión creció en un 53 %, los secuestros 102 % y el terrorismo casi un 50 %. Y que él estigmatizó a Miguel Uribe, víctima hoy de un atentado.
Sin embargo, el discurso de Lina María Garrido, la segunda vicepresidente de la Cámara de Representantes fue quizás, el más sonoro del día. Ella, araucana, hija de docentes de escuela pública y de una tierra que no ha sido mirada ni por este Gobierno ni por ninguno con verdaderas intenciones de ayudarlo a su desarrollo, llamó la atención porque confesó, con desilusión en su rostro, haber votado por el presidente Petro y dijo que “hoy, tres años después, no hay nada que mostrar”, no hay obras.
Garrido declaró que no es “ni de izquierda, ni progresista”, pero sí estaba, para aquellas elecciones, confiada en que aquel hombre que durante 20 años hizo oposición con discursos e hizo creer que tenía “la fórmula mágica” para resolver los problemas del país. Sin embargo, hoy, considera que aquel hombre “traicionó a Colombia”, básicamente porque las obras no hablan por este Gobierno. Hoy, tres años después de haberse hecho elegir, es claro que “los discursos bonitos” ya no “calan” y son sólo “palabrería, sin nada real que mostrar”.
También hizo referencia a los congresistas que hoy se encuentran privados de su libertad, como recordemos, es el caso de Andrés Calle e Iván Name, por haber recibido dinero en maletas para aprobar las reformas del Gobierno Petro. Aunque el presidente los había nombrado de manera tácita en su discurso al decir que los congresistas acusados de corrupción, en su Gobierno habían ido presos, Garrido le recordó que él los ayudó a elegir “manoseando al Congreso y hoy, están presos por corrupción”, porque se quedaron con “plata que iba para los niños de la Guajira”. Recordó que es gracias a Sandra Ortiz, quien fuera alta consejera presidencial, que todo se supo y que le hace falta en Palacio, junto al cuadro que tiene de un niño palestino, un cuadro de un niño de la Guajira que espera agua potable.
Hizo referencia a la situación por la que atraviesa hoy Miguel Uribe Turbay y le hizo ver al presidente Petro que él jamás había vivido eso, seguramente, haciendo referencia a que, en gobiernos anteriores, cuando Gustavo Petro era oposición, sí había garantías para quienes disentían, pero hoy no. Se refirió a las 200 masacres ocurridas en este Gobierno y a los 300 soldados y policías asesinados en el mismo periodo. “Corrupción y criminalidad”, la radiografía de este Gobierno.
Le dijo que “fracasó su proyecto de Paz Total”, debido al “aumento del 50 % de la criminalidad de los grupos armados, financiados por el narcotráfico y las más de 300000 hectáreas de coca sembradas, por las más de 30000 toneladas de cocaína que se producen” y que es el Gobierno que más ha incautado, porque “es el Gobierno que más ha permitido que se produzca, en la historia del país” y es ese dinero el que les permite tener la capacidad tecnológica para seguir matando colombianos.
Ella, amenazada por el ELN y las disidencias de las FARC, le recordó al presidente que los secuestrados están esperando que se pronuncie; que prometió gobernar con la Constitución del 91, pero que hoy no le sirve; que, a pesar de que se vendió como feminista, tiene hombres con altos cargos en su gobierno, como el ministro Benedetti, que son agresores de mujeres. Recordó que prometió transparencia, pero casi que cada acción de su Gobierno y de sus funcionarios, distan de eso.
Ella, quien denunció penalmente al ministro Guillermo Alfonso Jaramillo por haber confesado que tienen al sistema de Salud en crisis para que les aprueben la reforma, le dijo a la vicepresidenta Francia Márquez que “ha permitido que la utilicen”, porque fue instrumento de campaña y ha sido aislada durante el Gobierno.
Toda una suerte de acusaciones de una mujer de carácter, que demostró con firmeza que creyó en una persona, con la esperanza de que trajera a su país, a su región, soluciones reales, tangibles, que es lo que se necesita, pero que, como muchos otros, se siente defraudada al no ver soluciones, acciones, ejecución. Confiemos en que es el último año de esta debacle de un proyecto político que, como ya se ha dicho, sólo puso a “vivir sabroso” a los que le son cercanos, mientras el resto de colombianos nos sentimos solos, abandonados y orando para que esto termine.




