Nei Juan: El Agotamiento de Una Vida Exitosa

Todo parece indicar que el tiempo que ha brindado la pandemia para pensar, sumado a la confrontación diaria y permanente con la muerte, han hecho que la gente alrededor del mundo, particularmente los jóvenes, reconsideren algunos de los aspectos relacionados con la forma en que se desarrollaba el trabajo previo al arribo de la Covid 19.
Uno de los casos más sorprendentes es el de China, conocida por su sistema educativo que ha sido considerado un modelo a nivel internacional.
“Miles de soldados tratando de cruzar a caballo un estrecho puente” (en mandarín: 千军万马过独木桥) es la frase que decora los muros de un gran número de centros educativos y que explica la complejidad del examen nacional de acceso a la universidad. El conocido Gaokao, que supone una feroz competencia para los alumnos ya que determinará, una vez culminados sus estudios, la posición social para el resto de sus vidas.
En un país con más de 1.400 millones de habitantes, el Gaokao es entendido como un “filtro social y una oportunidad para probar tu propio valor”, privilegio que durante el 2020 tan solo disfrutarán 8,7 millones de graduados universitarios.
Esta carrera competitiva empieza casi desde el minuto en que naces, así que nada es superfluo: deben encontrar una guardería que estimule el aprendizaje de su (generalmente único) hijo; iniciarse desde la más temprana edad en una lengua extranjera como el inglés, preferiblemente con nativos (online y offline); acudir a clases extra y tutores al terminar las clases para mejorar en matemáticas; aprender a tocar el piano o algún instrumento musical e, incluso, si la economía lo permite: montar a caballo.
Sin embargo, la pandemia hizo su magia y ahora millones de personas quieren liberarse de ese ciclo. El término antropológico original «involución» (o Nei Juan en chino, literalmente traducido como enroscar) se refiere a un concepto social que hoy en día se usa ampliamente para expresar una sensación de agotamiento.
La tendencia empezó en los campus de las universidades de élite chinas con la publicación de imágenes de estudiantes que llevaban el trabajo duro a tal extremo que se volvieron virales en internet el año pasado.

Actualmente, China tiene el segundo mayor número de multimillonarios en el mundo. Pero también es el hogar de unos 600 millones de personas cuyo ingreso mensual no alcanza los 1.000 yuanes (US$154). Esta enorme disparidad ha generado un resentimiento creciente de los jóvenes hacia sus empleadores quienes sienten que los de arriba no entienden sus necesidades.
Uno de los principales detractores del Nei Juan ha sido el multimillonario chino y cofundador del sitio de compras por internet Alibaba, Jack Ma, quien es un defensor a ultranza de la jornada laboral de 12 horas diarias de 09:00 AM a 09:00 PM y de trabajar seis días a la semana, conocido como el «Sistema 996».
En sus redes sociales, Ma escribió que sin ese sistema la economía de China «perdería muy probablemente su ímpetu y vitalidad», lo cual ha sido apoyado por múltiples referentes chinos desde el empresario tecnológico Richard Liu, jefe de la tienda por internet JD.com, hasta el presidente de China, Xi Jinping, quien dijo que la nueva era «pertenece a aquellos que trabajan duro» y que «la felicidad solo se puede lograr a través de grandes emprendimientos».
Pero como suele suceder con las ideas revolucionarias, a la par con el Nei Juan ha surgido un nuevo concepto: el de «acostarse» o “tang ping” en mandarín, el cual establece que «solo acostándose se puede lograr ser la medida de todas las cosas”.
La idea detrás del tang ping es no trabajar demasiado, estar satisfecho con metas asequibles y permitirse el tiempo para relajarse, lo cual ha sido elogiado por muchos siendo descrita inclusive como un movimiento espiritual.
El profesor Xiang de Oxford sugirió que estas tendencias, muestran el deseo de la joven generación de «abandonar competencias sin sentido» y la necesidad de reconsiderar los antiguos modelos de éxito, que sin lugar a dudas ya no tendrán que ver con la adquisición de bienes, que muchas veces ni siquiera tenemos tiempo de disfrutar, ya que, si algo hemos aprendido de la pandemia es que la vida es muy corta para dedicarla a cosas que no nos hagan realmente felices.