Opinión

Periodismo en apuros

Luis Carlos Rojas García

Luis Carlos Rojas García

Escritor

Recuerdo que hace algunos años mientras impartía una clase de periodismo deportivo, se formó una controversia con mis estudiantes cuando les dije la importancia de mirar a dicho periodismo más allá del futbol o, en su defecto, de cualquier deporte de espectáculo, sobre todo, de reinventarse ya que es un periodismo muy cerrado y por lo mismo pocos pueden llegar a él de la manera como quisieran y terminan regalando su tiempo y su trabajo para poder apenas acariciar un micrófono o una cámara.

Esto causó un poco de malestar entre los estudiantes ya que no podían entender cómo hacer un periodismo deportivo distinto a lo que se venía haciendo hasta ese momento que, curiosamente, es lo mismo que se hace hoy en día. Por supuesto que entendí el malestar de los muchachos ya que no es fácil desligarse de los viejos modelos del periodismo y más del periodismo en mención. De ahí que no sea raro ver y escuchar las mismas palabras, comentarios, ademanes, muletillas, incluso, narraciones y, como ya lo mencioné, un enfoque ciego por creer que el periodismo deportivo solo tiene que ver con fútbol o con el deporte de moda.

Recuerdo también que para ese mismo tiempo ocurrió el tema del robo del dinero para los escenarios deportivos de Ibagué, en donde muchos “periodistas deportivos” se prestaron para cubrir lo que realmente estaba sucediendo y mandaban a callar a todo el mundo en las ruedas de prensa cuando alguien se atrevía a preguntar sobre la situación. Aunque eso es otra historia; sin embargo, esa fue una muestra de la necesidad de cambiar modelos y comportamientos en la rama y en el gremio.

Pues bien, como una suerte de profecía, los tiempos y sucesos modernos, nos han dado la razón a quienes en su momento comenzamos a pensar en el futuro de cientos de comunicadores sociales en formación y de los mismos graduandos puesto que es obvio que los imaginarios de los jóvenes que ven a la comunicación social como una plataforma a la fama sumado a las universidades de garaje, y hasta las públicas, que sacan promociones a diestra y siniestra, o como diría la abuela: “¡Como criando pollos!” se va convirtiendo en una realidad atiborrada de fracasos, decepciones y desempleo; para ensombrecer el panorama, ciudades como Ibagué, incluso Bogotá y ni hablar del resto del país, ejercer el periodismo y más, el periodismo deportivo, es cosa sería y si a esto le agregamos un pequeño, muy pequeño detalle que se trasmite con facilidad y que tiene al planeta entero en jaque, la cosa se pone extremadamente peliaguda.

Sin embargo, y como lo mencioné en aquella clase, no todo está perdido para el periodismo en apuros, por el contrario, creo que esta es una gran oportunidad para demostrar de qué está hecho un comunicador moderno; sí, es el tiempo de comenzar a reinventarse, de buscar nuevas maneras de abordar el deporte más allá de buscar al famoso para ver qué anda haciendo. Es el momento de reivindicar a todas esas disciplinas deportivas que parecen estar en la oscuridad. Como decía o dice el reconocido motivador Jaime Jaramillo “volver a lo básico”. Pero ¿Qué es lo básico? Pues bien, lo básico lo podemos encontrar en la lectura, en el pensamiento crítico, aunque parezca un cliché de la pedagogía; lo básico lo encontramos en la búsqueda de tener un estilo propio, de crear nuevos espacios libres de la politiquería y de corrupción, en el aprovechamiento de la tecnología y, sobre todo, en la capacidad de generar contenidos de calidad, no la misma vaina, los mismos gritos y el paupérrimo estilo tomado de los de antes que, definitivamente, está mandado a recoger.

No es fácil es cierto, menos en un país como el nuestro en donde el periodismo arrodillado, mendigo y prostituido se ha trasladado del papel, los micrófonos y la cámara a las aulas de clase. Sin embargo, si estas nuevas generaciones, Millennials tecnológicos, utilizan toda capacidad creativa más allá de memes y de mostrar atributos, estaremos frente a una verdadera revolución periodística nunca antes vista. De lo contrario, no pasa na’.

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba