Que siempre brille El Sol
Es el mejor artista latino de todos los tiempos, autentico, inimitable, único, inolvidable, lleno de dotes, su relevancia ha estado desde hace más de cuarenta años cuando inició su carrera artística siendo todavía un niño, hoy sigue vigente. Más de cien millones de discos vendidos en el mundo y un estilo excepcional e inconfundible. Ha sido premiado, nominado, ha realizado múltiples giras, filmografía, hay programación biográfica sobre él. Llena estadios, auditorios, teatros y cualquier sala de conciertos.
Escribir sobre él es redundar, los conocedores lo sabemos casi todo sobre su trabajo y sobre su hermética y agitada privacidad. Será muy difícil igualar o superar a este Sol que trasciende los vaivenes de las modas y se mueve en un amplio espectro en donde interpreta variedad de géneros: pop, rock, jazz, balada, bolero, mariachi, tango, blues, bossa nova…hasta lo he visto rapear y al ser fluido en varios idiomas interpreta sin dificultad temas en inglés, italiano y portugués.
Dejando de lado las preferencias musicales individuales y particularidades personales en cuanto a artistas, canciones, estilos, etc., la importancia de este cantante radica en su indiscutible talento, su atemporalidad, su sello personal bien posicionado, su trascender en generaciones y épocas, su presencia escénica, sus logros profesionales y récords. Sólo por mencionar un par de ellos, es uno de los artistas que más joven ha recibido el premio Grammy, (14 años) y el primer musico mexicano en recibir una estrella en El Paseo de la Fama en Hollywood.
Luis Miguel ofrece conciertos que hacen experimentar una vivencia única para sus fans: convergen en su show su buen registro vocal, su destreza y dominio del escenario y gran versatilidad con tecnología de pantallas gigantes con resolución 4K, drones siguiéndolo y captando imágenes del público, Xyloband (pulseras led con un receptor de radiofrecuencia que emiten una luz constante o secuencias predefinidas y se sincronizan con la música recibiendo señales desde un transmisor controlado), luces de colores y corazones de papel volando por el aire. Hay que resaltar que está acompañado de un excepcional grupo de músicos (varios de ellos llevan años con él) teclado, guitarra, bajo de seis cuerdas, percusión, batería vientos, coristas y el mejor mariachi de México (Mariachi Vargas de Tecalitlán).
Como curiosidad lleva el receptor de señal de audio o transmisor en su mano izquierda y no enganchado en su ropa, esto le permite regular el volumen de los sonidos ya que Luis Miguel padece tinnitus desde hace muchos años y este zumbido en sus oídos hace que su percepción de sonoridad varíe.
Este Sol con singular encanto es uno con su público así no diga una palabra. De gran rango y expresividad vocal y una técnica vocal que solo los que conocemos algo de música, de su trayectoria y de giras extenuantes entendemos lo que es saber colocar la voz y extensión de los sonidos haciendo un buen falsete, vibrato, trino, identificamos lo que es evitar los agudos cuando hay inflamación de los órganos de la fonación y tenemos claro qué es hacer una presentación con buenas inflexiones, uso de los silencios, picos de intensidad, buena respiración, postura e impostación de voz. Solo los conocedores de su carrera entendemos el uso que hace de los órganos de la articulación y como usa sus labios, paladar, lengua, dientes en sus interpretaciones, entre otras tácticas que utiliza para cuidar su voz.
Luis Miguel para mi ocurre en lo profundo de mi conciencia, es amor puro, es emoción, pasión, melancolía, nostalgia, es el todo y las partes, es El Sol y sus rayos, talento, entrega y sin saberlo un compañero de vida que me hace vibrar el alma desde la infancia cuando apretaba sus discos contra mi pecho y rodeada de su imagen en pósteres dormía con aquellos ojos verdes observándome.
Es un viaje a través del tiempo para quienes lo hemos amado, admirado y seguido tanto. Desde niña he asistido a los conciertos de Luis Miguel, unas seis veces he estado en sus presentaciones recorriendo las gradas con la mirada, con el corazón agitado, conmovida hasta las lágrimas, anhelando la potencia de su voz, su elegancia infinita, esperando al hombre y al artista, lanzando cartas de amor al escenario.
El fin de semana pasado lo vi por primera vez fuera de Colombia durante su presentación en Nueva York, obviamente no decepcionó. Sí, ha cambiado, porque cambiamos con el tiempo, ha envejecido porque no nos hacemos más jóvenes a lo largo de los años, ha vivido como todos y sigue en él lo esencial de un artista único, carismático, perfeccionista y de gran talento.
Opinar desde el desconocimiento es poco documentado, juzgar diciendo que canta mal cuando se desconoce su gran técnica interpretativa es inculto y lanzado, de hecho, es una de las voces que mejor suenan en vivo. Puede no gustarles a muchos, pero criticar su agudeza, ingenio y destreza es bastante osado. Sus fans somos incondicionales con él y tenemos la certeza de que nadie podrá replicar su sello.
Porque hoy es jueves de volver a lo que fue, lo que es, lo que siempre será… Luis Miguel es y seguirá siendo El Sol, la estrella más grande del cielo, Luis Miguel es eterno con sus melodías, nota por nota, en cada palabra, con la voz desnuda y vestida, en cada tono, ritmo, timbre, volumen y silencio, Luis Miguel morirá en la historia cuando muera el sol.
Un comentario