Opinión

Se nos chispoteó

Luis Carlos Rojas García

Luis Carlos Rojas García

Escritor

El Chavo del 8 es quizás el personaje mexicano más reconocido de todos los tiempos, al igual que Cantinflas. Aunque esto no quiere decir que sea conocido en todo el mundo, en Canadá por ejemplo no es que sea muy popular, pero sí en países de habla hispana y algunos de habla inglesa. Como sea, Roberto Gómez Bolaños creó un universo que difícilmente se podrá olvidar. El asunto es tan mágico que, por alguna razón, no importa cuántas veces veamos los mismos capítulos de cualquiera de sus personajes, siempre vamos a querer verlos una vez más.

Ahora bien, aunque para nadie es un secreto, la fijación de Bolaños con la CH, diágrafo eliminado del abecedario español, es toda una obra maestra. Desde su seudónimo (Chespirito) que hace alusión a Shakespeare, pero en diminutivo, y sus personajes cuyos nombres utilizan el diágrafo en mención: Chavo, Chapulín, Chómpiras, Chapatín, Chaparrón, Chambón, Chilindrina, Chimoltrufia, y por supuesto sus frases: chispoteó, chanfle, chocarreros, chusma, chancluda, son en verdad una genialidad, dicho en otras palabras: son muy chéveres.

Sí, el universo de Chespirito es maravilloso, pero, el universo de los políticos colombianos no. Ese es otro programa de televisión, uno más bizarro en donde ocurren todo tipo de disparates que en lo personal, no me causan gracia. No sé a ciencia cierta quién se inventó este programa en donde a todos les ocurren situaciones divertidísimas y sin ninguna explicación coherente, por ejemplo, los falsos positivos en donde mataron a diestra y siniestra y luego salieron con que: “fue sin querer queriendo”. Aunque esta frase la utilizan para robarse los recursos, hacer viajes improvisados, desaparecer pruebas y testigos entre otras cosas.

Encontramos también a personajes como el doctor Matarife, como se le conoce, quien, a diferencia del doctor Chapatín, tiene la cura para todo aquel que testifique en su contra o se interponga en su camino. Y ni hablar del sub-presidente al que todos relacionan con un puerco quien es una suerte de Ñoño, aunque es más tierno y divertido el personaje de Bolaños, de hecho, Ñoño es mucho más inteligente y tiene unos momentos de humanidad con el mismo Chavo del 8. Cosa que no tiene este sujeto que dice ser dizque el presidente de Colombia.

Otra de las grandes diferencias es que en este programa de la televisión colombiana el país vive en un barril de corrupción, un barril nauseabundo y sin fondo de donde parece nadie va a poder salir. Por si fuera poco, con el asesinato de líderes sociales, campesinos, indígenas y niños, queda claro que, en esa serie, la vida de los colombianos vale menos que una torta de jamón.

Para más diferencias encontramos que los cacos si roban y son despiadados. Pero, lo más indignante de este absurdo programa es que no importa lo que hagan, lo que digan, las pruebas que salgan a la luz como las innumerables grabaciones que hemos podido escuchar, gracias al trabajo del periodismo independiente, en donde se evidencia desde la compra de votos, hasta los nexos con el narcotráfico, siempre, siempre tendrán las mismas frases que les ayuda a salir de cualquier lío:

“Es que no nos tienen paciencia”, para referirse al gobierno inepto que a la fecha no muestra resultados de nada.

“Chanfles” o “Ajua”, para referirse a un honor y patria desdibujados por los desmanes y aberraciones del mismo ejército.

“Acúsalo con tu mamá”, porque ahora todo se les volvió asunto familiar.

“Cállate, cállate que me desesperas”, cuando se trata de entrevistas y preguntas sin respuesta.

“No te doy otra no más porque… o te rompo los cachetes de marrana flaca”, aunque aquí se conoce una más olímpica: “Le doy en la cara marica”,

Pero la frase inmortal es aquella que hace referencia a los pequeños errorcitos y horrorcitos que comenten estos siniestros personajes salidos de la mente perversa de quién sabe quién: “Se nos chispoteó”.

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