Un show más
Hay una frase que dice: “Se les dijo, se les advirtió”; y creo que está frase se ajusta muy bien a lo que estamos viviendo en la actualidad. Me refiero a tener, en mi caso y el de la gente que está de este lado y de quienes están del lado de México, a un vecino con ínfulas de matón, dictador, además de brabucón y abusivo, como lo es Trump.
Y la frase se ajusta, porque, no es un secreto que, tanto en la anterior administración, como en esta campaña, a muchos les daba risa con cada ocurrencia que este tirano dejaba salir de su lenguaraz boca, si es que tiene una.
Caso específico, lo ocurrido aquí en Canadá cuando este impresentable comenzó a atacar al primer ministro y a pedir que le dieran al país por su santo derecho a invadir. Trudeau y los suyo salieron a los medios a decir que todo era una bromita de este repugnante ser, pero, lo único que Trump estaba manifestando era su aberrante desprecio por todos aquellos que no se someten a sus fétidos deseos.
Entonces, lo advertimos una y otra vez, algunos, como era de esperarse, hicieron sus caras de inconformidad, otros comentaron que no era cierto y así sucesivamente la apatía por no querer saber qué era lo que realmente estaba pasando, opacó la cruda realidad de la situación oscura que se cernía sobre muchos pueblos del mundo incluyendo a Canadá, el país con la “dizque mejor calidad de vida”.
Para nuestro infortunio, esta vez no podemos llamar a Houston para informales que tenemos un problema, uno muy grande, porque Houston es el problema.
Un problema que tiene que ver con un grupo de multimillonarios hambrientos de poder y con una mente trastornada que les hace creer que son los dueños del mundo y que pueden devolver a la humanidad entera a la época de la esclavitud y mucho más atrás.
Son todos ellos unos viejos decrépitos que, como ya lo decían mis comunicadores favoritos, tienen sus problemas disfuncionales y no encuentran otra cosa más para hacer que acabar con los más débiles para demostrar que todavía tienen la virilidad intacta.
Por esto me atrevo a decir que, Estados Unidos y su nueva y muy vieja administración es un gran problema para la humanidad; sobre todo, para Latinoamérica que, en los últimos años ha logrado un paso importante al emanciparse, de una u otra manera, del yugo de los gringos en decadencia.
Colombia o México, son un ejemplo del cambio que Trump intentará acabar a como dé lugar, porque, quieren volver a los viejos tiempos en donde utilizaban de patio trasero a los países latinos.
Por supuesto, tenemos que andar pendientes de los Milei, los Noboa y los Bukele, y de sus ultraderechistas seguidores que anhelan a toda costa copiar estos modelos dictatoriales camuflados de progreso, de mano dura y esas nauseas.
En resumidas cuentas, todo lo que veremos de ahora en adelante será un show más, porque, esta gente, además de estar enfermos de poder, adoran el reality, el escándalo, la farándula y les puedo asegurar que no se van a detener por nada del mundo hasta llevarnos a esa tercera guerra mundial que han pronosticado unos y otros, porque… Cada cosa que ocurre: ¡Es un Hecho Sam!