Carta al Niño Dios
Querido Niño Dios: Hace muchos años no te escribía. Hemos conversado de manera muy personal, pero no había hecho una lista de los puntos en los que necesito ayuda. Y cuando digo “necesito”, realmente no hablo solo por mí, hablo por mi Colombia, hermoso lugar en el que vivo y por el que, en este momento, temo. Temo porque las decisiones que toman quienes la gobiernan, acaben con su magia; temo porque los colombianos dejemos de ser los seres buenos y cálidos que hemos sido, debido a tanta incoherencia que nos lleva a sentirnos engañados, timados; temo porque todas las desilusiones ocasionadas transformen la esencia de nuestro ser que, entre otras características, es bondadoso, pujante y alegre.
Me asusta ver los ‘palazos de ciego’ que dan nuestros dirigentes, arriesgando todo lo que como país hemos construido; me asustan los “No” que luego se convierten en “Sí”, como ha ocurrido con la mermelada que el Gobierno dijo que no repartiría, pero que sí lo ha hecho, como lo pueden garantizar los amigos de la primera dama, Verónica Alcocer y lo evidencia la coalición de Gobierno, que no es más que los mismos de siempre esperando quedarse con una tajada de los negocios del país. Me asusta ver que los planes que tiene el gobierno de turno no son los más convenientes para el país, para nuestra economía o para preservar nuestra salud, como se evidencia con la idea de perder nuestra soberanía energética al dejar la exploración de petróleo y gas, pero importar el gas desde Venezuela o con la idea de modificar el sistema de salud actual, que no es perfecto, claro está, pero puede mejorarse, porque rehacerlo es mucho más complejo y costoso, al arriesgar las vidas de quienes pertenecemos a él.
Niño Dios: Concédeles sabiduría a nuestros dirigentes, será la mejor herramienta para sacar a nuestro país del lío en el que quedamos con la pandemia. También capacidad de escucha frente al pueblo que gobiernan, eso los hará conocer de primera mano cuáles son sus verdaderas necesidades y tendrán la capacidad para resolver los problemas que lo aquejan. Para eso, necesitan interés en conocer los inconvenientes presentes en el territorio nacional. Además, compromiso, porque después de conocer deben resolver, solucionar, porque para eso fueron elegidos realmente.
Es necesario que cumplan lo que prometieron y dejen de repartirse el presupuesto de la nación, porque Colombia necesita de cada centavo para solucionar todo lo que está pasando, crecer y fortalecerse como una nación próspera y pujante, poblada por gente que busca lo mejor para ella y quienes le rodean.
Con esperanza navideña: Yo.