Colombia, ante Bolivia: una última oportunidad para revivir el sueño mundialista

La Selección Colombia enfrenta este jueves un partido que lo tiene todo: necesidad, historia, calidad y oportunidad. Tras seis jornadas sin conocer la victoria —tres empates y tres derrotas— el equipo nacional busca reencontrarse con el triunfo y aferrarse al cupo rumbo al Mundial 2026, que sigue estando al alcance gracias a un formato de Eliminatorias más generoso que nunca.

El rival de turno es Bolivia, el colero y peor visitante de la Eliminatoria sudamericana, que nunca ha ganado en Barranquilla y llega con la defensa más vulnerada del torneo: 32 goles en contra, 25 de ellos fuera de casa. A simple vista, el escenario parece ideal. Colombia es sexta en la tabla, con 22 puntos y mejor diferencia de gol (+4) frente al -16 de los bolivianos.

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“Ya ni llorar es bueno”, dice el sentir popular. El tiempo de las lamentaciones por la irregularidad del equipo ha pasado. Es momento de actuar. A pesar de las dudas, Colombia cuenta con una de las nóminas más talentosas del continente. Y en medio del bajón de figuras como James Rodríguez, aún hay esperanza: su sociedad con Luis Díaz ha demostrado ser explosiva y decisiva en momentos clave.

Las ausencias por suspensión de Daniel Muñoz y Kevin Castaño podrían pesar, pero hay alternativas de sobra: John Arias, que siempre cumple; Richard Ríos, figura emergente en el Benfica; y delanteros como Córdoba, Suárez y Dayro Moreno, listos para aprovechar cada oportunidad.

Bolivia, por su parte, se aferra a la ilusión. “Llegar a esta última fecha con posibilidades nos llena de orgullo”, dijo su técnico, Óscar Villegas. Pero Colombia juega en casa, donde suma cuatro victorias, tres empates y solo una derrota en estas Eliminatorias. El calor de Barranquilla y la presión de una afición ansiosa por volver a una Copa del Mundo podrían ser el impulso que necesita la Tricolor.

James lo resumió bien: “Todos unidos por un solo sueño”. Este jueves no se puede empatar. Es el momento de volver a creer, de ganar y de enterrar definitivamente los fantasmas del pasado. Porque si no es ahora, ¿cuándo?