Opinión

Convertirse en el enemigo

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

Escuchar a Jaime Dussán, presidente de Colpensiones, decir que la platica ahorrada por los colombianos durante sus años de trabajo servirá quizás, para financiar un tren que parece más una utopía que un medio de transporte, produce miedo. Y digo “miedo” porque la pensión que pagan los colombianos trabajadores tiene como objetivo garantizarles un punto de apoyo para los últimos años de vida, sobre todo en este país, donde cada día se es viejo más joven y donde se corre el riesgo de perder a temprana edad, la oportunidad de contar con un trabajo digno.

Pensar que los ahorros van a ir a parar en obras que, generalmente cuestan el triple de lo que dicen costar y tienen una dudosa tasa de retorno, lo que les impide ser consideradas una inversión exitosa, es angustiante para quienes aportan. ¿Qué pasó con la necesidad de ampliar la base pensional? ¿Ya no son los jóvenes los que, con sus aportes, sostienen a los pensionados? ¿Logramos no solo el punto de equilibrio sino, mejorar los aportes a Colpensiones a tal punto, que ahora el Fondo se puede dedicar a las inversiones?

Creo que pensar en lo social está bien, buscar cómo ayudar a los menos favorecidos y crear una infraestructura que impulse el desarrollo del país es lo que debe hacer el gobierno, pero querer quedarse, además sin permiso, con la platica que otros han trabajado, se siente como una expropiación, como un completo abuso, porque los aportes son de quien los hizo, no del fondo de pensiones que los administra, ni del gobierno de turno.

Lo que resulta más curioso de todo, es que en campaña, el presidente Petro dijo querer acabar con los fondos privados de pensiones, básicamente porque se lucraban en exceso del ahorro de los colombianos y ahora, resulta que es su gobierno el que quiere aprovechar ese ahorro. Lo que no nos han contado los presidentes de Colombia y Colpensiones, es cómo van a garantizar que los aportes de los trabajadores sigan allí cuando sean los verdaderos dueños quienes los necesiten y cuál va a ser la tasa de rentabilidad que recibirán los dueños originales de los aportes porque, lo lógico es que, si Colpensiones trabaja el presente del país con el futuro de los colombianos, los verdaderos propietarios de la inversión se vean beneficiados. Además, tampoco sería muy coherente que el gobierno se convirtiera en el enemigo que en campaña criticó, aprovechándose de un ahorro que no le pertenece, invirtiéndolo sin garantías en obras o acciones que le servirán para mostrarse como un gran administrador. Si quiere serlo, debe dar a cada quien lo que corresponde.

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