Opinión

Despistado con las autopistas

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

Escuchar al presidente Petro en un video que rueda por redes sociales, hablar de la plata que “se tiran” en autopistas, es evidenciar lo desconectado que está de nuestra realidad. Su argumento es tan pobre como incoherente: considera que las vías se usan solo para “importar los productos de los puertos para matar la producción nacional” y se queda uno pensando ¿Acaso no es por esas mismas vías por donde se transportan los productos nacionales a diversas partes del país para comercializarlos? ¿No son esas vías las que también se utilizan para llevar a los puertos los productos nacionales que van a ser exportados? ¿O es que ya cada cultivador o empresario tiene un helicóptero a su disposición para comercializar sus productos? Esta última es más una reflexión para que aterricemos en la que es nuestra realidad.

Estas declaraciones evidencian que las prioridades del presidente cada día son más particulares, por llamarlas de alguna manera. Parece que quisiera acabar con todo lo que hicieron gobiernos anteriores, pero sin dimensionar que eso, sería el fin de muchos logros alcanzados por nuestro país y su gente. No ha logrado entender que, lo que realmente están necesitando los comerciantes colombianos, los de vieja data y los emprendedores, los industrializados y los artesanos, es que el gobierno ponga en orden y dé un mejor aprovechamiento a los excesivos impuestos que ellos pagan y que hacen que, en muchas oportunidades, sus negocios no puedan florecer. Lo que nuestra economía productiva necesita es un dólar a menor precio, unas tasas de interés bancarias mucho menos costosas, unos trámites menos engorrosos que no requieran de ‘coimas’ o ‘ají’ para poder realizarlos. El empresariado colombiano está a la espera de que él, como presidente electo, cumpla con lo que prometió en campaña: Acabar con la corrupción. Ese sería un verdadero espaldarazo a la labor de todos los que, en algún momento de la vida, decidieron emprender, no decirles que va a dejar de invertir en las vías que les sirven para transportar y vender sus productos.

El presidente está desenfocado, despistado, porque no es posible que una persona que lleva tantos años en cargos públicos y acercándose a la gente, no haya evidenciado lo que para ella significa tener sus vías en buen estado. Es más, él mismo, en más de una correría en busca de votos, debió haber recorrido algunas de estas vías, darse cuenta del estado en que se encuentran y haber pensado en la necesidad de mejorarlas. La rabia que tiene en el corazón contra los gobiernos anteriores por su ideología política, no puede hacerle perder el norte de lo que verdaderamente necesita el país que gobierna y que lo eligió.

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