Dolor en el fútbol argentino: falleció Miguel Ángel Russo a los 69 años

Este miércoles se conoció una noticia que sacudió al fútbol argentino y mundial: a los 69 años falleció Miguel Ángel Russo, uno de los entrenadores más respetados y queridos del ambiente. El técnico de Boca Juniors, y verdadero hombre del fútbol, murió tras una larga y valiente lucha contra una enfermedad que lo acompañó durante sus últimos años, pero que nunca logró alejarlo de su gran pasión: estar al borde del campo de juego.

Russo fue más que un entrenador. Fue un obrero del fútbol, un apasionado, un formador, un guía. Su carrera comenzó prematuramente tras una lesión en su rodilla que lo obligó a retirarse como jugador a los 32 años, luego de vestir únicamente la camiseta de Estudiantes de La Plata. Casi sin transición, se puso el buzo de DT y dirigió durante 36 años a 16 equipos de Argentina y el exterior, dejando huella en cada uno.

Fue campeón, sí. Varias veces. Pero sobre todo, fue respetado. Russo logró títulos con Lanús, Estudiantes, Vélez, Millonarios, Rosario Central y Boca, siendo este último el club donde alcanzó uno de sus mayores hitos: la conquista de la Copa Libertadores 2007, con un Juan Román Riquelme en su máxima expresión. Años más tarde, en 2020, Román lo eligió para iniciar su etapa como dirigente, y Russo volvió a Boca para ganar tres títulos más (Superliga, Copa Maradona y Copa Argentina).

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Más allá de los trofeos, Miguel dejó una marca imborrable en Rosario Central, su «segundo hogar», donde vivió cinco etapas como DT. Con el Canalla logró campeonatos, ascensos y momentos inolvidables, como el 4-0 en el clásico rosarino de 2023 y un invicto en 12 clásicos ante Newell’s.

Del riñón de Estudiantes y con raíces en la escuela de Carlos Bilardo, Russo forjó su propio camino, con un estilo paternalista, claro en sus convicciones, de diálogo pero con firmeza. Un técnico de la vieja guardia que se mantuvo vigente hasta sus últimos días.

En 2017, durante su paso por Millonarios de Colombia, le fue detectado un cáncer de próstata con ramificaciones en la vejiga. Aunque logró superar la enfermedad en una primera etapa, esta regresó en los últimos años. A pesar de eso, nunca dejó de trabajar. Su despedida de Boca en agosto de 2024, por “motivos personales”, fue en realidad el preludio de su retiro forzado por la salud.

Miguel Russo murió como vivió: con dignidad, respeto y pasión por el fútbol. Se fue un caballero de las canchas, un entrenador querido por jugadores, colegas e hinchas, un hombre que hizo del fútbol su vida. Su legado trasciende los títulos: deja una lección de amor al trabajo, de humildad, de lucha y de integridad.