Duque derrochón
Con justificado enojo el país ha conocido dos millonarios contratos que ha firmado el gobierno nacional en menos de una semana, en medio de la cuarentena que tiene en serios aprietos a todos los sectores de la economía, en especial a las familias pobres.
Un primer acto contractual por cerca de 10 mil millones de pesos, para la compra de vehículos de alta gama y blindados, para el esquema de seguridad del primer mandatario, pone en evidencia la poca o nula sintonía de Iván Duque, con las sensibles problemáticas de los colombianos, más aún, en esta crisis provocada por la pandemia del coronavirus.
Con ese dinero, seguro se hubiera podido mitigar el hambre de cientos de miles de familias que por las restricciones en la movilidad no han podido salir a trabajar y buscar el sustento diario.
Un segundo contrato, esta vez por 3.500 millones de pesos, tiene por objeto mejorar la imagen del Presidente en las redes sociales, otro gasto innecesario, poco urgente y muy oneroso que reta las necesidades de los más pobres. Además y un dato no menor, con recursos de destinación específica para cubrir los acuerdos del proceso de paz, acá Duque, sigue en su política de volver trizas el acuerdo de paz.
¿Será que no le basta al Presidente con el programa de una hora que todas las tardes dirige y conduce, para mejorar su imagen? ¿Así estará de mal en popularidad? ¿Qué favor estará pagando con ese jugoso contrato? El alto Consejero para las Comunicaciones Hassan Nasar, trató en vano de explicar este contrato ante los medios de comunicación. No tiene explicación, es un descaro el gasto exagerado, es defender lo indefendible.
No es posible que un país como el nuestro, con abismales brechas de desigualdad, con problemas en la cobertura de servicios públicos básicos, con altos índices de desnutrición infantil, con déficit de vivienda y con unas altísimas cifras de desempleo gaste sus recursos en activos no urgentes como los vehículos blindados y de alta gama, o invierta millones de pesos en campañas publicitarias para mejorar la lánguida imagen de Iván Duque, en vez de pensar en la gente y sus necesidades, en los niños, en los ancianos, en una verdadera inversión social en el campo, en una profunda transformación social con inversión en lo fundamental.
Nuevamente queda en evidencia que Duque, no tiene el talante para gobernar al país, que su llegada a palacio fue producto de la orden de su jefe, y no de su liderazgo y capacidad de trabajo. Y nuevamente los ciudadanos son esclavos de sus decisiones frente a la urna.
Para terminar.
Celebramos el nacimiento de este nuevo medio de comunicación para todos los ibaguereños y tolimenses, Tolima Online. En Juan David Rincón y su equipo de colaboradores, reconozco un periodismo serio, claro, con pasión por la región y acento propositivo en su línea editorial. Agradecer la invitación para participar como columnista. Auguro todos los éxitos.