Opinión

El discurso de Petro ante la ONU, ¿lógica o analogía?

Alejandro Rozo Gaeth

Alejandro Rozo Gaeth

Columnista Invitado
Profesional en Relaciones Internacionales, Abogado, Especialista en Pensamiento Estratégico y Prospectiva – candidato Magister en esta misma área.
Docente en varias universidades de la región.

Pocas veces un discurso presidencial, ante el foro de las naciones unidas había suscitado tal variedad de comentarios de diferente índole, que pasan desde los más adeptos al presidente catalogándolo de histórico y nunca antes visto por parte de un jefe de estado de Colombia en un escenario internacional, como de otros detractores que lo catalogan de demagogo y populista, pero al escudriñar el mismo, debemos ser objetivos en el análisis. La muy bien sabida capacidad de oratoria del presidente Petro, el discurso es coherente con los pronunciamientos que en toda su vida pública ha dado, con lo que mantiene su consistencia doctrinal con alegorías a la belleza del país y la riqueza natural. El discurso se centró en la protección del medio ambiente y de cómo el efecto de las emisiones de carbono, han incrementado la temperatura del planeta con consecuencias ambientales desastrosas, hasta ahí plenamente de acuerdo, sin embargo, el presidente pasa por alto que ya los más de 196 países firmante del acuerdo de Paris del 2015, han implementado serias medidas de reducción de gases de efecto invernadero, lo que resulta paradójico es que el presidente Petro culpe de esta adversa situación climática al sistema capitalista, cuando el mismo tratado no lo está cumpliendo porque están es en función de su desarrollo industrial, India y China no cumplen.

Paso seguido desarrolla de nuevo una ataque a los países del Norte, por satanizar una planta ancestral (su modo metafórico de referirse a la mata de coca), cuestionando que esta es mucho menos nociva que los combustibles fósiles como el petróleo y minerales como el carbón, en esta dinámica, lo que sí es perfectamente claro, es que hay una lucha perdida durante casi 50 años contra las drogas, afirmación  incuestionable, más aun por el rastro de miles y miles de colombianos que han perdido la vida por este flagelo que sigue y crece, no importa el capo que se capture o la banda que se saque de circulación, siempre surge un nuevo capo y una nueva banda, porque la enorme rentabilidad de este negocio hace que se convierta en una tentación inmensa.

La comparación con los minerales energéticos, aunque valida, debe ser analizada desde una concepción lógica sobre la relación (uso – destrucción- contaminación); primero porque gracias al gas, petróleo y carbón, se ha generado y se sigue generando la energía que impulsa el desarrollo de países industrializados, siendo motor de las mejoras en la calidad de vida del ser humano en los últimos 100 años. Derivados esenciales como la gasolina y el diesel, así como materiales para la construcción de infraestructura, asfalto, fertilizantes, plásticos, detergentes, insecticidas, fungicidas, jabones, medicamentos, gas metano, tela sintética, aditivos alimenticios, panales solares y hasta caucho sintético. Los beneficios en el mejoramiento de la calidad de vida son evidentes, pero también se hacen evidentes las consecuencias: contaminación, destrucción de los ecosistemas, calentamiento global, entre otros aspectos que ha generado la dinámica del desarrollo en el planeta.

La producción, exploración, refinación y venta de petróleo, gas y carbón, genera más de 25 billones de pesos al año, siendo el principal componente del presupuesto nacional y es la más importante fuente de ingresos de cerca de 20 departamentos por las regalías generadas de petróleo y gas.

El crecimiento del capitalismo lleva inmerso un fin común, la acumulación de riqueza, un fin que hace parte de la egoísta naturaleza humana en procura de satisfacer necesidades, pero también excentricidades. El capitalismo en si es insostenible, si el 50% de la población mundial optara por satisfacer sus necesidades bajo el criterio de una sociedad de consumo (capitalismo consumista), necesitaríamos dos (2) planetas más para complacer a medio mundo.

El cultivo de coca se ha convertido en una forma de supervivencia en esa Colombia rural que vive bajo la anarquía, pues la presencia del estado está más ligada a la lucha antidrogas, fumigaciones, operaciones militares y por supuesto a la presencia de grupos ilegales que buscan mantener el control de un negocio que genera una enorme rentabilidad.

Toda demanda genera una oferta, sea legal o ilegal, hace parte de las leyes naturales del mercado. En sentido maquiavélico, no importa la ideología ni la religión cuando de riqueza y poder se trata, todo se corrompe, el fin justifica los medios, los ideales sociales y humanistas terminan distorsionándose, desaparecen por completo para luego disfrazarse de oveja. En conclusión, el capitalismo es un súper instinto de supervivencia que viene impreso de fábrica en la genética humana.

*Estos conceptos no comprometen a la RAP Eje Cafetero, entidad de la que hago parte*

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