Opinión

El presidente que cree gobernar Narnia

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

Los disparates de Gustavo Petro han llegado al punto de dejar al Chapulín Colorado, al Chavo y al Chómpiras, como simples caricaturas de la diversión. El presidente de Colombia, como vimos y padecimos, no sólo tuvo la osadía de enfrentarse, sin argumentos y sin herramientas a Donald Trump, presidente de Estados Unidos, el aliado más fuerte que en lo económico puede tener Colombia, ahora también, tiene la brillante idea de solicitar a los colombianos que se encuentran indocumentados en el país del Norte, “dejar sus trabajos de inmediato y retornar a Colombia”.

El argumento del presidente Petro es que “El Departamento de Prosperidad Social, DPS, buscará entregar créditos productivos a quienes retornados se inscriban en sus programas. Construyamos riqueza social en Colombia”. Y me asalta la duda, ¿el DPS “buscará entregar” o TIENE PARA ENTREGAR? Porque son dos historias diferentes para presentar ante personas que salieron de este país porque consideraron que en él no encontraban oportunidades. Pedirles regresar por un sueño que ya fue fallido, es tan desproporcionado como alentarlos a quedarse donde están de forma ilegal.

La propuesta se hace más compleja en este momento, cuando el presidente colombiano llora en cada esquina porque el Congreso no le aprobó su reforma tributaria camuflada como “Ley de Financiamiento” y escuda en ello que no hay plata para renglones como la salud, a pesar de que busca gastarse lo que no tiene en embajadas y ministerios innecesarios, vuelos de repatriación y conciertos con artistas internacionales.

Recordemos que, por falta de dinero, algunos programas sociales del Gobierno Nacional se irán acabando poco a poco, como lo manifestó Gustavo Bolívar, actual director del Departamento de Prosperidad Social, quien dijo a mediados de enero en una entrevista, que a la gente le tocaba “trabajar” porque el Gobierno ya no tiene recursos. Ya ocurrió con Mi Casa Ya y ocurrirá este año con Colombia sin hambre.

La meta del Gobierno es proteger a los que no pueden trabajar, por eso, Renta Ciudadana continuará apoyando a unas 700.000 madres cabeza de hogar con hijos menores de seis años, quienes recibirán $ 500.000 y, a partir del 1° de julio, se aumentará de $ 80.000 a $ 230.000, el subsidio para las mujeres mayores de 60 años y hombres mayores de 65 años que no cotizaron en el sistema de pensiones.

Y para las personas a las que les quiten los subsidios, el DPS hizo un convenio con el Banco Agrario y el Fondo Nacional de Garantías para, entre los tres, ofrezcan créditos a los afectados que creen cooperativas que permitan la autogeneración de ingresos.

Prosperidad Social también lanzó el programa Economía Popular para el Cambio contra el ‘gota a gota’, que busca ofrecer a “organizaciones productivas conformadas por población sujeto de atención de la entidad, que tengan un negocio colectivo perteneciente al sector de la economía popular” y a los emprendedores que se postularon a Economía Popular para el Cambio en 2024, pero no logaron pasar, un crédito de fácil acceso por parte de las mismas tres entidades, durante 24 meses. Será un crédito asociativo de máximo 80 salarios mínimos legales mensuales vigentes (SMLV), es decir, unos 114 millones de pesos.

El presidente, quien no ha logrado entender cuál es la mentalidad del migrante ni por qué decide abandonar su país de origen, piensa que, a punta de créditos, los colombianos dejarán el camino que han recorrido y construido fuera de nuestro país, buscando un futuro mejor.

Es cierto que un crédito puede ser una oportunidad para un colombiano promedio, pero el presidente debe tener en cuenta que los colombianos indocumentados que se mantienen fuera del país, están allá porque han encontrado una manera de mantener estable su economía e incluso, de enviar remesas para sus familias. Al devolverse, no sólo pierden su trabajo, también la oportunidad de entrar al país que les ha dado las oportunidades que el propio les negó.

Los créditos que plantea el presidente no deberían ser para que los colombianos regresen, suena a coerción, a chantaje, deberían ser para quienes están aquí, buscando construir un futuro mejor para ellos mismos y sus familias. Nuestro primer pensamiento debería ser en fortalecer lo que ya tenemos y somos como sociedad, antes de pensar en traer a quienes ya están encontrando un futuro mejor.

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