Estudiantes, ¡este triunfo también es suyo!
“Hoy papá, voto por ti, voto en homenaje a la paz que soñaste para Colombia. Voto por mis hijas y todos los hijos de esta tierra, por nosotras las mujeres, las comadres de la nación.”
María José Pizarro
Cuando el 8 de junio de 1929 el estudiante nariñense de derecho de la Universidad Nacional y miembro de la Asociación Nacional de Estudiantes, Gonzalo Bravo Pérez huía rumbo a su residencia en las cercanías de la Casa de Nariño, una bala perdida disparada por la Policía Nacional que intentaba dispersar a los manifestantes en contra del gobierno conservador, se alojó en su espalda ocasionándole la muerte y dando lugar al primer asesinato de un estudiante en una marcha, evento que se conmemoraría entre el 8 y el 9 de junio cada año, Día del Estudiante Caído.
Cerca de 40 mil personas asistieron al entierro de Gonzalo Bravo en el Cementerio Central lo que a la postre llevaría a la destitución del entonces alcalde de Bogotá, Luis Augusto Cuervo.
El 8 de junio de 1954, 25 años después de su asesinato, se programó una movilización que terminaría en la tumba del estudiante Bravo Pérez. Aunque el gobierno no la autorizó, cientos de estudiantes decidieron aún así realizarla lo que ocasionó un enfrentamiento en el que murió el estudiante caldense de medicina y filosofía de la Universidad Nacional, Uriel Gutiérrez a causa de una bala en su cabeza disparada por las fuerzas públicas dentro del campo de la universidad. Según el archivo histórico de la Universidad Nacional, lo que propició el ataque fueron unos chiflidos de los estudiantes a la Policía, quienes se habrían enfurecido y abierto fuego.
La indignación por este hecho reunió a más de 10.000 estudiantes de distintas universidades quienes se dirigieron a la casa presidencial al día siguiente. Según documentó la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, en la calle 13 con carrera séptima fueron bloqueados por miembros del Batallón Colombia del Ejército que recientemente había regresado de su intervención en la Guerra de Corea, autorizados por el entonces general Rojas Pinilla. La lucha sanguinaria que se desencadenó cobró la vida de al menos 10 estudiantes y 50 más resultaron heridos.
La finalización del periodo dictatorial del general Rojas Pinilla sería precisamente la justificación para el nacimiento del Frente Nacional, el cual, a comienzos de los setenta, 12 años después, hacía evidente el propósito de los dos partidos políticos tradicionales de, a través de la alternancia, perpetuarse en el poder.
El último candidato del Frente Nacional quien ganaría en una apretada contienda las elecciones de 1970 sería Misael Pastrana Borrero en la que, sospechosamente, se cortó la transmisión cuando el dictador revocado quien intentaba su regreso al poder ahora en representación de la ANAPO, iba ganando.
“Súbitamente, el gobierno canceló la transmisión de resultados parciales y a la mañana siguiente, llegadas las informaciones de los distritos rurales, anunció el triunfo de Misael Pastrana Borrero, el candidato oficial. En un clima muy tenso el presidente ratificó este resultado oficial e impuso el toque de queda en las grandes ciudades.”[i]
El aparente fraude cometido a favor del candidato conservador trascendió las urnas y bastó tan solo un día para que se produjeran disturbios y movilizaciones en varios lugares del país en las que participaron de manera activa los estudiantes de todas las universidades llamando especialmente la atención los de la Universidad Javeriana cuya historia de apatía se había roto en enero de ese mismo año cuando se habían unido a una manifestación de protesta por el cierre de la Universidad Nacional denominada la Marcha del Silencio.
Este cambio se dio como parte de un proceso en el que, con la participación de sacerdotes jesuitas como Francisco De Roux, hoy Director de la Comisión de la Verdad y Fernán González González, hoy Coordinador del Programa Construcción de Paz y Desarrollo para CINEP[ii] entre otros, se abrieron espacios como Bienestar Estudiantil desde donde se otorgaron recursos a grupos de estudiantes para que realizaran actividades de ayuda social en lugares apartados de la geografía colombiana, lo que les permitió a varios de ellos conocer lo que en su realidad cotidiana no existía: la pobreza.
El director de Bienestar Social en 1970 era Juan Antonio Pizarro quien coordinó Acción Putumayo, un grupo de estudiantes entre los que se contaban José Antonio Lloreda, estudiante de Derecho, Gustavo Aparicio de Arquitectura, Martha Novoa de Medicina y 30 ó 40 personas más de distintas facultades quienes viajaron a esta región para realizar labores sociales al tiempo que conocían la realidad que viven estas comunidades.
De la misma manera Juan Antonio Pizarro, Eduardo Pizarro, Juan Guillermo Gaviria (el hermano de José Obdulio Gaviria) y mi padre, Humberto Pinto, entre otras personas crearon Mongua 70 y se fueron a alfabetizar en este municipio de Boyacá, de donde es oriunda mi familia paterna.
La politización de la época derivada de los sospechosos resultados de las elecciones que tiraron por la borda el deseo de cambio que representaba la ANAPO respecto al agotado Frente Nacional, permeo los movimientos estudiantiles causando que algunos de sus miembros se integraran al MOIR, a la JUPA (Juventud Patriótica), JUCA (Juventud Comunista), el ELN y a la ANAPO misma.
En octubre de 1970 todas estas corrientes ideológicas convergieron en la primera Huelga General de la Universidad Javeriana como consecuencia de un alza en las matriculas particularmente de las facultades de Sociología y Trabajo Social, que derivaron en su cierre y en que muchos de los estudiantes que habían sido reconocidos por su comprometida labor social, luego fueran retirados de la universidad sin haber podido culminar sus estudios[iii].
Mi padre me contaba que en aquel momento los llamaron a todos a la rectoría informándoles a algunos que no tendrían su cupo para el semestre entrante; a otros que lo tendrían sólo si firmaban junto con sus padres un compromiso de no continuar en estos movimientos y a él que le darían una nueva oportunidad ya que se trataba de un campesino que con mucho esfuerzo había logrado estudiar en esta universidad, lo cual era completamente cierto ya que para mis abuelos no era un esfuerzo menor sostenerlo económicamente con los ingresos que les generaban los cultivos de papa y cebolla.
En el caso de Carlos Pizarro Leongómez, al ser obligado a retirarse de la Facultad de Derecho en la que ya cursaba segundo año, su camino fue unirse al movimiento que se originaría en aquellas elecciones en las que al apagarse la transmisión iba ganando un candidato y al volverse a encender ya había ganado el otro, el Movimiento 19 de abril, M 19. El 26 de abril de 1990 y tan sólo un mes y 10 días después de haber depuesto las armas, Pizarro sería asesinado en un avión durante su campaña presidencial.
Casi 30 años después, en octubre de 2019, miles de estudiantes iniciarían lo que sería conocido mundialmente como el Paro Nacional, saliendo a marchar en las principales ciudades de Colombia para exigirle al gobierno que cumpliera con lo acordado un año antes respecto a incrementar el presupuesto de las instituciones educativas públicas para que todos los jóvenes pudieran tener acceso a la educación.
La forma entre represiva e indiferente en que el presidente Duque manejó dicha situación predispuso al país hacia un viraje a la izquierda años atrás impensado, llevando a la máxima magistratura a quien militaría en el M 19 con el inmolado Carlos Pizarro, el economista de la Universidad Externado de Colombia, Gustavo Petro. Sí estudiantes, ¡este triunfo también es suyo!
[i] Palacios, 2003, p. 261.
[ii] Centro de Investigación y Educación Popular.
[iii] http://repository.javeriana.edu.co/bitstream/10554/14315/1/GaleanoGomezJoaquinErnesto2012.pdf