Historias

Había una vez el amor y sus síntomas

Martha Lucía Barbieri

Martha Lucía Barbieri

Comunicadora Social -Yo soy la que soy –

El amor, ese deleite y enfermedad mental que todos padecemos, esa explosión en el pecho con palpitaciones, lo que nos corta la respiración, el hueco en el estómago, el nudo en la garganta, el pensar recurrente, el vertiginoso y turbulento sentir, un temblor y desvarío… estado maníaco y acelerado, la ansiedad, ese fuego producto de la mala termorregulación, pues el amor pasa por diversas temperaturas desde el ardor y la tibieza tal vez a la frialdad…

El amor, esa emoción que nos mata o nos devuelve a la vida, que nos hace vibrar, esa euforia y palabra inexplicable, el sentimiento supremo que mueve el mundo y busca el bien, el de más alta vibración y que expresamos hacia alguien o algo, lo que nos emancipa. Esa energía en movimiento que trae consigo afecto y apego y que reflejamos con acciones. Ese todo inexplicable que causa una fuerte impresión en nuestro ánimo e involucra entre otras, acercamiento y compromiso.

Love Sculpture de Robert Indiana  – Foto Martha Lucía Barbieri

Aunque el amor y las emociones sí afectan la función cardíaca, al contrario de los que muchos creen, el amor se origina primero en el cerebro y después en el corazón, es una pócima de serotonina, melatonina, oxitocina, adrenalina, vasopresina, dopamina, endorfinas y otras hormonas y neurotransmisores. Un proceso químico y físico.

El amor supera el tiempo y el espacio, va más allá de los sentidos y lo material, en él existen posibilidades ilimitadas y traspasa la mente analítica. Es casi un proceso meditativo.

También logra un punto de consolidación, tranquilidad y sosiego, producto de la mesura natural en las relaciones, es por esto, que el
amor es diferente al enamoramiento e infatuación.

Por esta misma diferencia, algunas personas posiblemente todavía no han experimentado el verdadero amor, o lo han sentido una única ocasión en su vida (dicen que sólo se siente una), tal vez no es igual enamorarse y amar y posiblemente hay diferencia al decir: estoy enamorado a decir estoy amando.

El amor, esta maravillosa y deliciosa locura representada por Cupido (amor/deseo), un niño desnudo y alado que lleva arco, flechas y aljaba. El mismo que algunas veces aparece con los ojos vendados y que cuando sus flechas de punta de oro llegan a una persona a ese receptor se le concede el amor, pero si la flecha que llega es con la punta de plomo, la misma provoca el olvido.

El amor, ese que dicen que es ciego, pero que por el contrario pienso que es visionario porque nos hace ver más allá: fantasear, imaginar, idealizar, soñar, percibir y hacer lo impensable, todo esto es parte de amar.

El amor nos une a lo amado aunque el “objeto” amado este al otro lado del mundo, porque es una convivencia simbólica, algo así como una comunión de almas. Teniendo esto en cuenta debo traer a colación el termino cliché de las almas gemelas (en lo cual creo firmemente). Lo siento por los racionales, equilibrados y lógicos pero creo que sí hay un alma única en todo el universo que es nuestro real y verdadero amor. Algunas veces la encontramos, otras veces no, y puede que no sea la pareja escogida o con la que estamos. Usted posiblemente esté tan solo con un alma afín que vino a ser su compañero(a) de vida y su alma gemela anda divagando por ahí.

Mi propósito no es confundir lo cursi que pueda sonar el término alma gemela, con la creencia instaurada en la cultura popular y el inconsciente colectivo que nos hace creer que somos seres incompletos y que debemos buscar a alguien que nos haga felices (la media naranja y esas cosas). Esto sería guiar al lector no por el camino romántico, que es por el que los quiero llevar, sino por el más equivocado de todos, porque como bien sabemos, completos ya somos.

Esta convicción de que nos falta alguien, alimenta un erróneo concepto del amor. La percepción del mundo con color, las aves que cantan, el entusiasmo, la sensación de plenitud y alegría dependen únicamente del individuo y por su puesto el amor puede ser un detonante maravilloso, pero adicional.

El amor propio, el platónico (que por cierto lo malentendemos), el secreto, el imposible, el inconfesable, ese amor a la distancia, el amor filial, maternal y fraternal, el amor a primera vista, el no correspondido, el amor a alguna deidad, el amor a la patria y naturaleza, el sensual, el compasivo, el idealizado, el amor eterno, el apasionado, el que rompe todas las barreras, el valiente, corajudo y decidido (pase lo que pase), el tierno, el que es para siempre, el amor inconcluso del pasado, el amor no vivido, hasta el amor inteligente y bien pensado…y así, podría seguir enumerando. El amor tiene muchos propósitos y repito, no siempre estamos con ese ser amado, tal vez este sea el amor más real.

Creo que el amor no hay que domesticarlo, esto despojaría lo amado de su propia naturaleza. El amor real busca la esencia divina, no es basado en intereses, va más allá de lo físico y material, es una fuerza, es bueno en sí mismo porque nos impulsa a mejorarnos, es justo, verdadero y bello.

Concretar el sueño de estar con el ser amado (amor romántico) apunta justamente a compartir con esa alma que nos complementa (no nos completa). Amamos con el cuerpo y con el alma, en la tierra como si fuese el cielo, el amor es constante e inmortal. (eso suena bello verdad?)

Todos tenemos nuestras propias anécdotas, sucesos y particularidades en asuntos
de amor y de amores y siempre hay un gran y único amor aunque se haya pasado por muchos escarceos amorosos o relaciones.

Preciosos sucesos de amor nos pasean por la historia y la literatura, desde los cuentos infantiles (algunos mensajes de princesas por ejemplo, a mi parecer son equívocos) hasta los grandes filósofos nos relatan sobre el amor y aluden nunca eluden, sobre el tema.

Hay relatos, películas, canciones, libros, leyendas que nos apasionan e identifican.

Eros y Psique de Antonio Canova – Foto Martha Lucía Barbieri

A mí, me encanta la historia de amor de Eros (Cupido) y Psique. Eros personifica el amor mismo y Psique el alma, casi que sólo este significado per se ya hace que sea mi favorita. Imagínese lo que puede pasar cuando se encuentran y por afinidad se unen Amor y Alma.

Aquí me encuentro enamorada de la vida, pensando y dizque escribiendo sobre el amor, comiendo el que ha sido mi chocolate favorito desde la infancia, el que me llega al alma, al cerebro y el corazón. Baci, así se llama, (besos en italiano) trae pegada a su envoltura una fortuna (un papelito con mensajes de amor en cuatro idiomas). Aquí me veo, como cuando era una niña, buscando en besos de chocolate mensajes secretos, quizás los que me envía ese alma gemela a la que besaré sin parar.

Somos almas con cuerpo, llenas de esa energía que mueve el mundo. Deseo que sus besos de chocolate se hagan realidad y la fortuna del amor lo cobije.

Hoy es jueves de volver a lo que fue, a lo que es, lo que siempre será… Porque el amor no pasa nunca.

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