Hacerlo con tacto
Alguna vez cuando era joven y vehemente, (sigo siendo vehemente), ingresé a la oficina de un prestante abogado (su padre y el mío habían forjado una larga amistad), Irrumpí su espacio inesperada e impetuosa, así repentina, llegué a expresarle mi molestia por un asunto personal y aunque merecedor de mi enfado, transmití mi mensaje de un modo equivocado. Fui pésima comunicadora, impulsiva, me faltó tacto para tratar un tema que se pudo manejar de una mejor manera. Pasó el tiempo y lo poco que he sabido de él es por algunas páginas sociales de los periódicos y revistas.
Muchos años después, en un ámbito muy diferente, una persona cercana quiso ser honesta y franca conmigo, no cuidó sus palabras y algo simple que incluso hacía parte de una especie de halago y que además pudo pasar hasta desapercibido, lo manifestó de manera brusca e imprudente, con falta de delicadeza y precisión. A esa persona le faltó diplomacia y tacto para comunicarse, lo que me dijo me lastimó tanto que se convirtió en un mantra para mí durante mucho tiempo.
Isaac Newton dijo que el tacto es la acción de dar a entender tu punto de vista sin hacer un nuevo enemigo. Es posible decir las cosas de manera sincera y adecuada, con cautela, sin maquillaje y con lenguaje asertivo.
La comunicación táctil la podemos expresar con la piel y también con la palabra, la historia contará los tiempos en los que la teníamos inhibida a través de abrazos, apretones de mano, besos, caricias… sin embargo, existe el tacto social: esto es tratar los temas con delicadeza, prudencia y precisión, es saber hablar y proceder.
El sentido del tacto es en el que los humanos más confían porque proporciona una sensación de seguridad, incluso más que la vista. Es el sentido más seguro y el que menos engaña. Incluso existe el marketing sensorial, en donde se aplica este sentido al neuromarketing y se pretende enganchar consumidores. Tocamos telas, alimentos, aparatos digitales… sentimos texturas, peso, temperatura, dureza, vibración, sequedad, forma, curva, aspereza o suavidad, elasticidad, flexibilidad…
Comunicarse por medio del tacto (tocar) trae beneficios terapéuticos, las manos curan y el sistema táctil nos avisa de estímulos potencialmente nocivos, nos alerta y protege. Tocamos con la piel, con palabras, con acciones. Cuando algo lo conmueve lo “toca”, seguramente ha tenido tacto para algún negocio, es probable que tenga el Toque de Midas (mucho éxito en algo), o sabe de alguien que lee y escribe en el sistema táctil Braille. Con toda seguridad hay personas que lo han “tocado”, un libro, una película.
Hay muchos modos de tocar y ser tocado. Espero encontrar algún día nuevamente a aquel hombre, disculparme y tocarlo más con el amor que con el enojo. También deseo conversar algún día con esa persona cercana y decirle con tacto que sus palabras fueron ásperas y ligeras.
Porque es jueves de volver a lo que fue, lo que es, lo que siempre será…porque añoro aquellos tiempos que fueron tocados y espero expectante los días que aún están intactos.