Opinión

Hegemonía tradicional en el Tolima Vs Persistencia alternativa

Martha Alfonso Jurado

Martha Alfonso Jurado

Representante a la Cámara por el Tolima y Columnista Invitada

Las elecciones territoriales del pasado 29 de octubre refuerzan las estructuras tradicionales de la política en el Tolima. Un departamento de orígenes liberales que se fue volviendo conservador y de derecha en las últimas décadas, promoviendo prácticas tremendamente nocivas para la democracia: compra de votos, ofrecimiento de beneficios y dadivas, presiones y constreñimiento a trabajadores de entidades públicas para favorecer candidatos de alcaldes y gobernadores, entre otras deplorables formas.

Quienes acudimos a la decencia en la política nos preguntamos de donde salieron esos ríos de dinero, quién financia esas campañas millonarias que vimos en las calles de nuestros pueblos, qué mafia oscura tiene intereses sobre Ibagué y demás municipios del Tolima, para qué quieren controlar este territorio estratégicamente ubicado en el centro del país o qué quieren esconder con el continuismo de lo que probadamente no ha sido bueno para nuestro progreso regional.

A pesar de que muchos hayan ganado sin importar los medios, sin escrúpulo político alguno, desde 2024 serán quienes gobiernan o sigan gobernando aunque mal lo hayan hecho. Un resultado esperado por la misma incapacidad de conducción de los sectores alternativos y progresistas que se expresó con toda su fuerza en medio del primer gobierno alternativo de la historia colombiana: incapacidad para declinar los egos e intereses, incapacidad para construir organización y sostenerla en los interregnos electorales, incapacidad para el diálogo y la convergencia y, por qué no, incapacidad para verse hacia adentro.

Pese a las dificultades de ese sector alternativo que hoy queda reducido en el Tolima, debe reconocerse la enorme diversidad, pluralidad y color que caracterizaron sus campañas. Como nunca antes, los sectores alternativos tuvieron vocación de poder: listas a corporaciones públicas llenas de mujeres, jóvenes, lideres campesinos, ambientalistas, animalistas, profesores, entre muchos otros sectores sociales que decidieron hacerle frente a una clase política hegemónica y decirles en sus caras que también quieren y pueden ser poder.

Nuevos liderazgos políticos que emergen desde la base, desde procesos que vienen copando las escenas locales y que incluso, osaron cuestionar los viejos liderazgos de quienes se denominan alternativos pero han gobernado con los de siempre, con los tradicionales, con los hegemónicos, que no han abierto nuevos campos de disputa porque se han acomodado a sus intereses.

Incluso, se lograron triunfos significativos, pocos pero de gran potencia política en donde se lograron. Felicitaciones para ellos: deben ser faro en los siguientes cuatro años para demostrarle a la ciudadanía que la decencia en la política si es posible y trae buenos resultados a la gente.

Haber recuperado la participación electoral de los sectores alternativos de manera masiva en estas elecciones, es una gran victoria; es un primer paso para sentar las bases de una alternativa de cambio en el departamento. Talvez necesitábamos estos resultados para despertar del letargo y el atraso en que “los de siempre” nos han tenido y pretenderán seguirnos teniendo porque es la única manera en que garantizan su triunfo: un pueblo con hambre y sin oportunidades es un pueblo que no piensa, que está desesperanzado, que vende su conciencia para calmar la necesidad del día. Entre más empobrezcan al Tolima, más triunfos cosecharán en las urnas.

Hoy debemos evaluar, reconfigurar, abrazar a los que participaron, cerrar filas para protegerlos y fortalecerlos y seguir creciendo la esperanza que somos. Si seguimos alimentando esa vocación que surgió en estas elecciones, cosecharemos el cambio que anhelamos, aunque se demore cuatro años más.

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