Opinión

Ilusión

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

Aunque en Colombia la izquierda está recién llegada al poder con unos resultados que han sido ampliamente cuestionados, en América Latina la experiencia se ha vivido desde varios puntos geográficos. Cuba, Venezuela, Chile, Brasil, Argentina, Nicaragua, Ecuador, Uruguay, México, Bolivia, han sido algunos de los afectados por esta corriente política y, en la mayoría de los casos, los resultados siguen siendo cuestionados.

Por eso, los ciudadanos de algunos países gritan de forma desesperada por un cambio, porque han visto cómo se destruyó su capacidad productiva, la confianza económica que tenían los mercados en su país y su calidad de vida. Sin embargo, lograr ese cambio tampoco ha sido fácil. Los gobiernos progresistas o de izquierda son, por lo general, gobiernos dictatoriales, que se dedican a destruir o acabar con la democracia, argumentando que su objetivo es ofrecer u otorgar a todos lo mismo, lo que con sus actos significada NADA.

En esa ilusión de búsqueda de cambio, estuvieron ayer Venezuela y Argentina en lo que en Colombia conocemos como una primera vuelta. Los venezolanos, dominados por gobiernos de izquierda desde 1999, quisieron y pudieron darle la oportunidad en las primarias a una candidata liberal de pasar a segunda ronda y, quizás, de gobernar el país. María Corina Machado es la única figura de la oposición al gobierno que ha logrado abrirse oportunidad para las próximas elecciones como competencia al presidente Nicolás Maduro, sucesor del militar Hugo Chávez y cuya dupla se ha encargado de poner a uno de los países más prósperos de América Latina, en la pobreza absoluta. Según ACNUR (LA agencia de la ONU para los refugiados), más de 7,7 millones de venezolanos han salido de su país huyendo de la mala situación socioeconómica que atraviesa. Confiemos en que, en esta ocasión, las tácticas de Maduro no logren tumbar esa candidatura que se ha convertido en la esperanza para los venezolanos que se encuentran aún en el país y para los que están fuera y quieren regresar. Sin embargo, las estrategias usadas por Chávez y Maduro para “ganar” en las urnas, ya son reconocidas, básicamente porque todos saben que, en alianza con los militares, se hacen invencibles.

Argentina a su vez, parece que se encuentra despertando del kirchnerismo. Néstor Kirchner ejerció la Presidencia de Argentina desde 2003 y postuló a Cristina Fernández, su esposa, como candidata a la Presidencia en 2007. Ante la muerte de su esposo en 2010, quien se consideraba seguro ganador de los comicios de 2011, Cristina decidió nuevamente presentarse y ganó. Para la contienda en 2015 también compitió, pero fue superada por el empresario Mauricio Macri, quien no logró nivelar la economía durante su gobierno. Quizás ese fue el motivo perfecto para que Cristina Fernández pudiera recuperar la confianza de los argentinos para las elecciones de 2019, a las que se presentó como vicepresidenta de Alberto Fernández, su primo, y fueron elegidos. Desde ese entonces, se aliaron con Sergio Massa, actual candidato, para conformar la coalición Frente de Todos.

El gobierno de Cristina Fernández trajo desconfianza desde 2007, cuando envía al secretario de comercio interior Guillermo Moreno al INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos), a informar que la inflación no debería reflejar una subida porque se había cambiado la fórmula para obtenerla, al reducir la base de la canasta familiar de 818 a 440 productos. A raíz de esto, consultoras comenzaron a publicar sus propios datos, que triplicaban a los oficiales. En 2013, el Fondo Monetario Internacional amenazó con sanciones si no se corregía el índice de precios al consumidor. Dichas sanciones se hicieron efectivas en abril de este año, 2023, cuando el Tribunal Superior de Justicia de Londres, dictaminó que Argentina debía pagar 1330 millones de euros por manipular las estadísticas de la inflación.

En 2022, Cristina Fernández fue condenada en primera instancia por defraudación al Estado, debido a que, entre 2007 y 2015, desvió recursos que triplicaron el valor de las obras de infraestructura que, además, no entregó finalizadas. Lo curioso es que, aunque Cristina ha estado tanto tiempo en el gobierno y pareciera que los mantiene a todos muy contentos con sus ‘resultados’, ayer, a través de videos de las votaciones en diversas partes del país, los votantes denunciaban irregularidades, como urnas selladas cuando las votaciones no habían ni empezado y la finalización de tarjetas de Millei desde muy temprano. ¿Los resultados? Sergio Massa, ministro de Economía del actual gobierno, pasó a segunda vuelta con 35.99 %, mientras que Javier Millei, sorpresa de esta contienda, obtiene un 30.44 %. Ojalá los argentinos no pierdan de vista los fraudes que pueden hacer los mismos de siempre, para seguir atornillados en el poder.

Parece que América Latina comienza a despertar. Ojalá Colombia lo haga antes de llegar a puntos de muy difícil retorno, como donde se encuentran Venezuela, Argentina, Nicaragua y hasta Chile. No sé por qué, pero aún tengo fe en que recuperaremos a nuestros países. Conservo la ilusión.

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