Opinión

La Opinión Pública y Petro

Sandra Liliana Pinto Camacho

Sandra Liliana Pinto Camacho

Ingeniera Industrial PUJ & Administradora Hotelera AH&LA

“Cuando todos piensan igual, es que ninguno está pensando”.

-Walter Lippmann

Las masas nos encontramos confundidas en estos días.  Las narrativas que escuchamos y leemos en los medios de comunicación masiva y en las redes sociales son cada vez más ambiguas. Aunque pareciera que para el presidente Petro resulta importante hablar con la verdad, algunas veces sus aparentemente impulsivas declaraciones y publicaciones generan desconcierto, causando una sacudida de los mercados que es inmediatamente aprovechada por sus opositores.

La última de ellas que ha levantado controversia e inquietud fue la que pronunció casualmente en Aracataca (Magdalena) cuna de nuestro premio Nobel Gabriel García Márquez, y que tal y como fue pronunciada parecía haber salido de alguna de sus historias: “Colombia tiene uno de los peores sistemas de salud del mundo… Fuimos uno de los 20 peores países del mundo en resistir la enfermedad del COVID, ¿por qué nos dicen entonces que nos fue muy bien?”.  Inmediatamente, ante una perversa interpretación de que acabaría completamente con el actual sistema de salud, se llenarían los diferentes medios de comunicación de pruebas sobre lo que estaba diciendo el presidente asegurando que no era cierto.

Como la intención de este artículo no es demostrar o no la intencionalidad o no de las comunicaciones del presidente evitaré hacer lo que a algunos de sus seguidores les toca hacer con frecuencia, justificar lo injustificable.

Señalaba Hugo Aznar en la Introducción a la edición española de Liberty and the News[i] (Libertad y Noticias) que su autor Walter Lippmann, fue seguramente el columnista político más influyente del siglo XX. Ganador en dos oportunidades del Premio Pulitzer[ii] por su columna Today and Tomorrow (Hoy y mañana) con la que llegaba a millones de lectores, también sería asesor de varios presidentes norteamericanos de distinta orientación ideológica entre otros Woodrow Wilson (1913-1921), John F. Kennedy (1961-1963) y Lyndon B. Johnson (1963-1969).

El pensamiento de Lippmann se basaba en la idea de que en sociedades complejas como la nuestra el público es completamente incapaz de aproximarse a una realidad lejana y complicada. Para interpretarla, la ciudadanía solo cuenta con las narrativas proyectadas por los medios de comunicación de masas.

Planteaba que la ciudadanía carece de las herramientas (y hasta del interés) para evaluar críticamente el mensaje que le llega de los medios. En su lugar, la mayoría de la opinión pública, según Lippmann, prefiere aferrarse a lo que él llamó “estereotipos”. Es decir, relatos simplificados y basados en preconcepciones, en lugar de hacer el esfuerzo intelectual y emocional necesario para afrontar críticamente la realidad[iii].

Aunque sus opiniones fueron publicadas hace más de un siglo, pareciera que son absolutamente relevantes en el contexto actual incluso cuando se ha pasado de un control absoluto de los medios de comunicación masiva a comienzos del siglo pasado, al acceso total a la información de primera mano que ofrecen las redes sociales hoy en día.

La facilidad de acceso a la información ha incrementado la apatía para profundizar en lo que se lee o se escucha de tal forma que nos transformamos en replicadores de noticias sospechosamente dañinas para la convivencia pacífica y la conservación de la sociedad democrática.

Narrativas evidentemente falsas y maliciosas son aplicadas sin ningún inconveniente por los opositores en referencia al gobierno actual como por los seguidores respecto al gobierno anterior, sin que esto contribuya de manera alguna en la construcción de una mejor sociedad:

Los citados “estereotipos” que, una vez proyectados sobre la ciudadanía, se convierten en la realidad misma según Lippmann, fueron y siguen siendo aprovechados por la oposición para desvirtuar iniciativas audaces del actual gobierno elegido democráticamente.

Es así como desde el momento en que el candidato Gustavo Petro presentó ante la ciudadanía su interés de llegar a la presidencia en las elecciones del 2018, sus contradictores lo estigmatizaron como “guerrillero” asegurando que, de salir elegido, “Colombia se convertiría en otra Venezuela”; las iglesias evangélicas aseguraron que traería “el homosexualismo, el comunismo y a Satanás” y fue tildado de “populista[iv]” y “autoritario[v][vi].

A pesar de los pronósticos que aseguraban que era imposible que la izquierda progresista[vii] como la define el mismo presidente, llegara a la presidencia de un país como Colombia, el 7 de agosto se comenzó a sentir el cambio.  Ese que incomoda a algunos pero que otros esperaban ansiosamente.

Los mercados, atentos a las incertidumbres que un giro tan intempestivo trae a sus intereses, parecen no dejar de tambalearse alejando los capitales de mayor riesgo frente a la decidida intención de dejar de favorecer a quienes más tienen.

Y aunque estos fueron los argumentos que llevaron a la presidencia a Gustavo Petro, urge el manejo prudente del discurso que apacigüe las aguas y permita la creación de riqueza sin la que resulta imposible la construcción de una sociedad más equitativa y justa, como lo deseamos todos los colombianos.

[i] Walter Lippmann (2011): Libertad y prensa, Madrid, Tecnos. Traducción, introducción y notas de Hugo Aznar. Original escrito en 1920.

[ii] 1958 y 1962.

[iii] https://www.elindependiente.com/podcasts/2021/05/23/walter-lippmann-pandemia-medios-y-opinion-publica/

[iv] https://twitter.com/FicoGutierrez/status/1410704600336842757?s=20&t=iGCwrXoEnr8MwsA7lkG9iw

[v] https://twitter.com/FicoGutierrez/status/1453052267356119041?s=20&t=-mlQF7Hc5_-zUhOZ7h7NKA

[vi] https://cnnespanol.cnn.com/2022/08/07/gustavo-petro-perfil-ganador-izquierda-presidencia-colombia-orix/

[vii] https://cnnespanol.cnn.com/2022/08/07/gustavo-petro-perfil-ganador-izquierda-presidencia-colombia-orix/

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