Vuelve y juega
Lo que sucede una y otra vez en los estadios de Colombia es muy triste. Convertir la pasión que se siente por algo sano como es el deporte, en un fanatismo destructor que deja a su paso víctimas, muchas de ellas inocentes, es inconcebible.
En la noche del domingo, nuevamente los hinchas del América se salieron de control en la final de la Copa BetPlay contra Atlético Nacional, lanzando gases lacrimógenos, invadiendo el campo de juego y cortando la transmisión de Win Sports, lo que ocasionó que el árbitro finalizara el encuentro en el minuto 84 y con el marcador del partido actual en 0-0.
Este comportamiento es aún más lamentable, si tenemos en cuenta que con esta contienda, se daba la despedida de Adrián Ramos del América de Cali y es claro que el jugador se merecía algo mejor de parte de los hinchas, como el respeto de éstos por el esfuerzo y dedicación puesta a su labor, durante el tiempo que estuvo con los escarlatas.
Es una tristeza que el Pascual Guerrero y cualquier cancha en Colombia, sea convertida en un campo de batalla por parte de aquellos que se hacen llamar hinchas, pero que, en verdad, son delincuentes dedicados a hacer daño. Ésta no es la primera y no será la última vez, que los mal llamados “hinchas” abusan del acceso a un estadio para causar daño.
Es necesario que, tanto la seguridad de los estadios como las autoridades, asuman las responsabilidades frente a estos temas y creen medidas contundentes contra los violentos en el deporte y en los estadios, porque no pueden seguir permitiendo que se formen batallas campales que dañan a los ciudadanos que, simplemente, visitan estos lugares para alentar a los equipos.
Está en mora la Policía de instalar cámaras o mecanismos de reconocimiento facial a la entrada de los estadios, que permitan identificar quién es el personaje desde que ingresa y determinar si tiene algún prontuario previo, para capturarlo de ser necesario. También serían muy útiles dichas cámaras para, cuando se arme el desorden, quedar con el registro de las caras de los agresores, lo que permitirá identificarlos y perfilarlos, para tenerlos en la mira.
Tenemos que buscar cómo garantizar la paz en nuestros estadios. No podemos continuar permitiendo que las malas prácticas de unos se conviertan en las tragedias de todos. El deporte debe ser una herramienta que nos permita unirnos alrededor de objetivos claros y sanos, que traigan emoción y felicidad a los hogares, no momentos escalofriantes.
Es hora de ponerle freno a los violentos en los estadios, con el objetivo de garantizar que sea el verdadero juego limpio, la pasión que lidere cada movimiento. Como yo lo veo, son los mal llamados hinchas, los responsables de la pérdida del partido por parte del América. Nunca sabrán si su equipo, en esos seis (6) minutos, habría podido quedarse con el resultado ganador. Fueron ellos, su terquedad y comportamiento vandálico, los que hicieron que América de Cali perdiera una oportunidad, sin contar la onerosa multa que, seguramente, va a recibir por su inadecuado comportamiento.
¿Sí son los hinchas, en todos los casos, un verdadero y positivo aporte para el equipo que dicen amar o se quedaron convertidos en una talanquera construida por unos cuentos que, cada que puede, acaba con las ilusiones de los jugadores y de los equipos?