Opinión

Las mieles del poder

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

El actuar de la vicepresidenta Francia Márquez continúa sorprendiendo y cada día nos deja más perplejos. Pensamos que su célebre frase “de malas”, cuando se le preguntó por sus viajes en helicóptero a Dapa, una exclusiva zona del Valle del Cauca, o que su participación en la marcha del día del trabajo el año anterior, cuando dijo sobre una tarima “Que viva la primera línea”, refiriéndose al grupo que puso en jaque la seguridad de Cali durante el mal llamado “estallido social”, eran los puntos máximos de cinismo y prepotencia de la vicepresidenta y ministra.

Sin embargo, el viernes, ante la llamada de algunos congresistas para un debate de control político por la paupérrima gestión ejercida como ministra de la Igualdad, donde sólo ha logrado ejecutar el 1,24 %, la vicepresidenta aclaró, sin siquiera sonrojarse, que el día anterior a las 9:22, se envió desde su oficina el correo con las respuestas solicitadas por los congresistas y que éste rebotó, ante lo que aclaró “ya no es problema mío”, dijo…

¿De quién será entonces, el problema? ¿Acaso, en el equipo de la Vicepresidencia o en el Ministerio de la Igualdad, no hay un responsable de entregar la información solicitada por terceros o entes de control? ¿A quién se le hace el reclamo, por lo ineficiente e incapaz que es la gestión de la vicepresidenta y de su equipo? ¿Quién sería el responsable de hacer llegar la información que solicitan los congresistas para un debate de control político? ¿Un encargado o la propia vicepresidenta? Ante un correo enviado y que rebota, ¿qué sentido tiene reenviar la información al mismo destino?  ¿Nadie, en el equipo de la vicepresidenta, es capaz de tomar un teléfono y llamar al destinatario de la información, en este caso el Congreso, para confirmar la dirección electrónica o preguntarle qué puede estar pasando con la bandeja de entrada? ¿O para indagar si, quizás, hay otro correo que pueda utilizarse como destino?

No es sensato esperar a que alguien haga el trabajo que nosotros mismos no somos capaces de hacer, mucho menos cuando el ejemplo que se recibe del jefe o líder no va en línea con la eficiencia, con la capacidad de resolución y, sobre todo, con el respeto que merecen otros, frente a las labores que desempeñan.

Es claro que a la vicepresidenta Francia Márquez, hace mucho rato dejó de importarle lo que los colombianos puedan pensar de su actuar, de su eficiencia, gestión o liderazgo. Al fin de cuentas, lleva dos años en el poder y ni siquiera siente la necesidad de garantizar que un correo electrónico que le ha sido solicitado de manera formal, llegue a su destino. Lo más grave de todo es que ella ya tiene claro que su incapacidad, desidia y prepotencia, no tienen consecuencias… las mieles del poder.

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