Opinión

¿Sueño o pesadilla?

Horacio Villafuerte

Horacio Villafuerte

Es  realidad, una verdad con un origen controvertido; religioso como castigo divino, otros como una equivocación provocada por científicos… No falta quienes dicen que es el resultado de la naturaleza  revelada, sin dejar a un lado  la oportunidad de cambio del ser humano, mientras otros, hablan de un barrido demográfico de interés de los gobiernos. Es esta diversidad de razones lo mejor de la emergencia, pues ha puesto a pensar a muchas personas que jamás se han cuestionado. No obstante, particularmente no encuentro la raíz de este momento,  que me genera incertidumbre y  miedo, no solo a enfermarme y morir, también a dejar de sentir la necesidad de socializar, de amar, respirar tranquila y tropezar con alguien sin poner mis ojos sobre quién  se atreva a tocarme. En fin, ¡Cada quien contará  lo que sucede bajo su propia óptica!

Transcurren los días con un aislamiento, que lesiona lo afectivo, así digan los expertos que es solo físico. Mientras los medios de comunicación dedican cada una de sus secciones al virus, sin que por casi medio año   se interese por otro tipo de  sucesos… Muchas noticias falsas, otras que aceleran los latidos cuando se mencionan contagios y muertes, así se especulen que no son cifras reales. Este tema   ocupa  todos los campos, profesionales, laborales, financieros y otros más, que si bien no deja de ser una realidad importante no es el único, olvidándonos de otros   de trascendencia, pues, se ha dejado a un lado la problemática  de la  justicia que  ha ocupado  gran parte de nuestra preocupación. ¡Buscan  confundirnos!  profiriendo fallos con tinte político e investigaciones por corrupción, a pesar de encontrarse represado  el aparato judicial por cientos  de procesos por delitos de lesa humanidad atroces e inhumanos , que siguen sin resolverse y sin respuesta para las victimas, pero se crean sofismas que ocupan a la Fiscalía General de la Nación y a los entes de control. Corrupción que supera a la que tanto se menciona por estos días, es ahí donde me pregunto, ¿Finalmente, que paso con Odebrecht? Como en otros tantos casos que seguramente quedarán en el limbo… y cuestiono esa doble moral para aplicar  justicia a todos aquellos  que hacen parte de la esfera social del país, arrojando  debilidad e impunidad. Otras problemáticas desviadas, como el carcelario, asunto humanitario, la falta de   política de un tema que nos aqueja hace más de 20 años y que hoy solo se invisibiliza con medidas ineficientes. La necesidad de erradicar el trabajo infantil que ahora se viene con más fuerza una vez nos reintegremos totalmente a la actividad rutinaria, sin dejar a un lado el lastre que dejara esta crisis plasmada en un significativo número de muertos por una reactivación económica irresponsable y sin medir consecuencias. Es como si  esta pandemia buscara el manejo mental de todos y un adormilamiento del cerebro.

En definitiva, gran parte de los medios de comunicación no han manejado la información con plena conciencia de los problemas psicológicos que está pandemia le deja a la población, enfocándose exclusivamente en los daños físicos, dejando a un lado la asistencia psicológica y el cuidado requerido pues con un lenguaje no adecuado provoca alteraciones en el comportamiento… Sin dejar a un lado la desmesurada forma de calificar a  servidores públicos como «ratas de alcantarilla», generalizando sin reparo alguno, olvidando  el núcleo familiar   que puede afectarse por ligerezas sin fundamento.

Considero, que ya es hora de reaccionar. Debemos hacer de esta crisis   tema fundamental de nuestras vidas pero no el único, tratándose de una situación histórica, que debemos afrontar con optimismo, retomando todas las actividades que veníamos desarrollando;  claro está, con responsabilidad social, autoprotección y con el control estatal necesario para no sumar más pérdidas.

Por otro lado, son muchos cuestionamientos, entre la vida y lo económico, al punto que internacionalmente  se escucha la toma de decisiones  de salvar  determinadas personas por razones como  la edad y su origen, mostrando la crisis  la  discriminación que tanto ataca nuestra Carta Magna  y ese derecho a ser tratados y considerados   Iguales, el derecho a la vida y a esa dignidad humana que no se puede tocar desde ningún punto de vista. En otras palabras, ese enfrentamiento entre lo ético y lo conveniente que históricamente causará señalamientos y frustraciones.

Invito a quienes tienen el deber de Informar a interpretar estadísticas acompañadas de expertos, a emitir mensajes positivos, no amarillistas de  horror o lástima, a divulgar rutas de atención, a dar un tono menos catastrófico sin dejar la objetividad de la crisis y a promover información con conciencia social.

Extiendo la invitación, a los políticos de turno que nos representan y hacen control social, para que tomen conciencia de lo que estamos sintiendo y viviendo, que el objetivo sea construir y aportar soluciones, no destruir a la oposición, ni guardar luto por las decisiones de los gobernantes, más bien, que lo guarden  por aquellos que han sido víctimas de este enemigo invisible. Los invito a propender por la forma solidaria  de buscar el bien común, ocupando el tiempo en actividades de resultado, evitando enfrentamientos sin fundamento social, dejando a un lado el lenguaje peyorativo aplicado contra colegas y autoridades, pues  deben ser ejemplo de cultura y respeto por las autoridades civiles, administrativas y militares. También, a que dejen en manos de las autoridades la investigación de actos reprochables y que de su boca no salgan calificativos despectivos llenos de arrogancia  y burla, desdibujando lo que buscamos como comunidad en ustedes cuando los elegimos para ser representados con decoro y dignidad.

Finalmente, se puede concluir que hay una debilidad manifiesta en los sistemas (carcelario, político, salud pública, educativo y judicial) que impide que se tomen decisiones razonables, permitiendo que nos enfrentemos entre sí, donde deberíamos estar unidos junto con los gobernantes de entes territoriales y con el Presidente de la República, por la unidad Nacional, teniendo en cuenta la pluralidad nacional y matices de los territorios y no persecuciones que distancia lo relevante, el  Estado Social de Derecho.

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