¿Técnico de postín o proyecto serio? El eterno dilema del Deportes Tolima

Comunicador Social y Periodista
Especialista en Periodismo Deportivo
Socio ACORD – Tolima
Director Tolima Online
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La llegada de Rafael Dudamel al Deportivo Pereira y los recientes logros de Leonel Álvarez con Atlético Bucaramanga han revivido un viejo debate entre los hinchas del Deportes Tolima: ¿por qué otros equipos, con menos infraestructura, menos títulos y menor presencia internacional, logran atraer técnicos de mayor renombre que el equipo pijao?
Las respuestas no se han hecho esperar. Para muchos, la clave está en una palabra: inversión. Técnicos como Dudamel o Álvarez no solo traen experiencia y prestigio, también vienen con exigencias: buenos contratos, cuerpos técnicos amplios y, sobre todo, refuerzos de peso. Y ahí es donde, según buena parte de la hinchada, el Deportes Tolima se queda corto. “Son técnicos costosos para el pensar de César Camargo”, comentan algunos aficionados. Y aunque es cierto que Tolima ha tenido en su historia nombres de peso como Comesaña, Suárez, Quintabani o el mismo Gregorio Pérez, solo unos pocos como Alberto Gamero, Hernán Torres o Luis Augusto «Chiqui» García lograron coronarse campeones.
Esto lleva a una segunda reflexión: ¿un DT de renombre garantiza títulos? La historia tolimense indica que no. Se necesitan más ingredientes: una nómina competitiva, un proyecto claro y respaldo dirigencial. Porque de poco sirve traer un técnico “de cartel” si no se le dan las herramientas para trabajar. Y, en Tolima, más allá del esfuerzo por sostenerse como protagonista del fútbol colombiano, hay temas pendientes: desde un departamento médico más robusto hasta una política de contrataciones más ambiciosa.
Además, hay que reconocer que equipos como Bucaramanga o Pereira han entendido algo clave: la conexión con la afición importa. No solo invierten en técnicos, también han logrado revitalizar sus hinchadas con resultados, buen fútbol y sentido de pertenencia. En cambio, el Tolima, a pesar de sus títulos recientes, vive hoy una desconexión con su tribuna que pesa más de lo que parece.
Entonces, ¿es cuestión de dinero? ¿de mentalidad? ¿de visión? Tal vez es un poco de todo. Porque sí, han pasado técnicos importantes por Ibagué, pero da la impresión de que siempre les ha faltado algo: refuerzos, respaldo, paciencia o convicción. Quizá el problema no sea tanto no tener técnicos de postín, sino no tener proyectos de largo aliento donde esos técnicos puedan dejar huella.
El DT ideal no es solo el que brilla por su currículum, sino el que encaja en una estructura seria, ambiciosa y coherente. Y ahí es donde el Tolima debe repensarse. Porque al final, un título no lo gana solo el que dirige desde la línea, sino todo un club que cree en su proceso. Y esa, quizás, es la lección más urgente.