Historias

Tren a Brujas

Germán Niño

Germán Niño

Economista y Bloguero.

Hace un par de semanas comenzamos con mi esposa un viaje a Europa, aprovechando el fin de la pandemia y el verano europeo. Nuestra hija está terminando un Máster en Londres, tiene tiempo para acompañarnos, es una excelente compañera y la mejor guía. 

Hoy domingo partimos de Bruselas hacia Brujas, en un cómodo y rápido tren de 2 pisos. El tren está lleno de muchachos viajando en grupos y el aire está lleno de conversaciones en todos los idiomas. Viajando en este espectacular transporte, vuelve uno a lamentar la desaparición del patrimonio nacional que era la infraestructura ferroviaria en Colombia.

Germán Niño – archivo personal

El viaje lo comenzamos en la hermosa Estación Central de Bruselas, bien localizada, donde las señales son algo confusas. Todavía tengo alguna duda si vamos en el tren correcto, pues nadie nos ha pedido prueba alguna de que hayamos pagado por el viaje.

Estación Central, Bruselas – Foto Germán Niño

Viajar a Brujas, ciudad que no conozco, me llena de nostalgia. Hace más de 40 años, en los últimos años de vida de mi padre, mis padres viajaron varias veces a Europa. Mi papá decía que viajar era una muy buena inversión y disfrutaban viajando con mi mamá por el viejo continente. Independientemente del itinerario, mi mamá se las arreglaba para comprar un mantel de Brujas. Así que siempre supe que en Bélgica había una bella ciudad llena de almacenes de manteles. Hoy finalmente la conoceré.


Antes de viajar, le comenté a mi mamá que había organizado mi itinerario de viaje para pasar por Brujas. Con algo de broma, le dije que si ella quería, le podía traer un mantel. En aquel comedor de su residencia de adultos mayores en Bogotá, me dijo con algo de tristeza: “no me traigas ningún mantel, ya no tengo casa donde tenerlos”. Se me llenaron los ojos de lágrimas.

LA TIERRA DE TINTIN

Recién llegado de la Escuela Naval a aquella bella Bogotá de 1975, descubrí 2 maravillosas cosas que me han acompañado toda la vida: Tintin y Lucky Luke. Mi tío Iván tenía un par de libros de ellos, los devoré en pocas horas y quedé con mucha curiosidad y ganas de comprar más.

En Bogotá era relativamente fácil conseguir libros de cómics en la Librería Nacional del Lago o de Unicentro. Algunos años después encontré la Librería Tiempos Futuros, especializada en cómics que yo suponía franceses. Mucha plata de mis mesadas quedaron representadas en más de 50 libros de cómics de ellos, que aún conservo y que han leído mis hijos y ahora hojean mis nietos. 

Ya en los años 80s supe que Herges, el genial autor de Tintin, era belga. Que Lucky Luke también era de Bélgica y que su chaleco negro, la camisa amarilla y la pañoleta roja son los colores de la bandera belga. Bruselas tiene varios museos dedicados a la amplia variedad de cómics creados en Bélgica. 

Lo primero que hice al llegar a Bruselas fue buscar el mural de Tintin y el Capitán Haddock en el centro de la ciudad, visitar la boutique Tintin y luego comer un buen waffle belga en Godiva. Bélgica se precia de tener el mejor chocolate y la mejor cerveza del mundo, pero esa ya es otra historia.

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