Opinión

Ya se acabaron los machos

Luis Carlos Rojas García

Luis Carlos Rojas García

Escritor

“ya se acabaron los machos, esos machos de mi tierra, aquellos que se morían peleando sobre una piedra. Que defendían con sus vidas el amor de sus morenas o se bebían el mar en una noche cualquiera”.

(José Alejandro Morales Pino)

De las cosas que adoro de la música colombiana es la manera como conservan la historia de nuestro país en los dos o tres minutos que puede llegar a durar cada canción. Ya se acabaron los machos, por ejemplo, nos hace añorar a esos machos que con el paso del tiempo desaparecieron, los mismos que estaban dispuestos a defender sus ideales, a su gente, a su pueblo. Machos de verdad, verdad, no esas guarichas que vemos hoy en día dizque gobernando regiones y hasta países. Guarichas a merced del que mejor les pague sin que les importe otra cosa más que llenar sus bolsillos y el de los suyos.

Tal vez por eso hoy en día tenemos que seguir sintiendo vergüenza al ver la manera descarada como hacen política en Colombia. Todo, absolutamente todo se convirtió en un verdadero lavadero de chismes y comentarios mal intencionados por parte de quienes se supone llevan las riendas del país. Ya no hay quién argumente, quién haga una acusación seria sin caer en la desfachatez de faltar a la verdad; y quienes lo hacen son tildados de criminales.

Como para no ir muy lejos, están los innumerables ataques a un personaje que, si bien es cierto no es el salvador del país, sí ha tenido a más de uno temblando, sobre todo al Uribismo en cabeza del innombrable o Matarife que llaman ahora; me refiero a Gustavo Petro, el dolor de cabeza de los corruptos del país y de los periodistas vendidos y arrodillados.

El asunto ha sido tan controversial que con el caso de la Ñeñe Política quedó en evidencia que Petro es sin lugar a dudas un peligro para los intereses personales de quienes se siguen robando al país; los mismos que mandan a silenciar a líderes sociales y a todos los que estén en su contra o que se atrevan a interponerse entre alguna tierra que quieran vender o alquilar.

No estoy diciendo, aclaro, que Petro sea la mejor opción para Colombia, pero, es innegable que, a diferencia de Fajardo, Claudia López y hasta el mismo Antanas, Gustavo Petro se mantiene en la misma posición desafiante y tiene las características de lo que podría ser un líder como el que necesita el país. Por supuesto, la mala propaganda y los medios al servicio del patrón no pueden dejar que algo así sucede. De ahí el Castrochavismo y todas esas palabras rebuscadas que solo buscan genera pánico y más ignorancia en un país extremadamente ignorante; y ahora no me vengan con que no es así, porque si un sudado de pollo causa más polémica que la violación de una niña o de cientos de niños o que hayan comprado la presidencia como lo hicieron, pues eso deja mucho que pensar de la gente que vive en el mismo y de lo que eligieron.

Por otro lado, debo decir que causa admiración la manera como Petro responde a cada ataque, la tranquilidad de este personaje es abrumadora incluso para quienes intentan acusarlo. La argumentación es quizás el arma más poderosa que tiene este político que no se ha equivocado hasta el momento en sus apreciaciones. Aunque para muchos, Petro quiere convertir a Colombia en otra Venezuela, como si el país estuviera mejor que los de al lado.

Como sea, esta columna no es una campaña política, aunque imagino que al escribir estas letras no faltará quien me tilde de mamerto, guerrillero y demás; no obstante, debo decir, sin darle un título de caudillo o mesías a Petro, que si existieran más hombre y mujeres como él, dispuestos a debatir antes que, de acusar sin argumentos, la política sería un verdadero arte, sería entretenida, tendría valor real y  veríamos a los machos levantar su voz de protesta y defender a los necesitados antes de hacer las veces de las chismosas de pueblo, para este caso de las redes, o salir con pendejadas como las investigaciones por los noventa mil pesos que alguien aportó a una campaña cuando hay audios que revelan los miles de millones que el narcotráfico dio para que Iván Duque llegara a la presidencia. Si existieran más políticos por este estilo realmente Colombia saldría de su mierdero y no tendríamos a muchos pensando en regalarle el país a un extranjero.

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