15 minutos
Los modelos alternativos y la movilidad sostenible parecen no ser la prioridad para esta administración, no es solo por la noticia publicada días atrás en relación con el incumplimiento en la instalación de un sistema de bicicletas públicas en la ciudad, de la cual, según declaraciones del concejal Javier Mora a un medio de comunicación, Infibagué habría recibido $1.378 millones de la Agencia Alemana de Cooperación Internacional (GIZ) y el proyecto no arranca, como dicen popularmente, al parecer, se los “mecatearon en cositas”, qué vergüenza con la Agencia y muy bajo nivel de compromiso e interés en resolver los temas vitales de la ciudad.
También es hacer una revisión del estado actual en la materia; el sistema de uso compartido de bicicletas ya funciona en ciudades como Bogotá y Medellín, con objetivos claros en materia de descarbonización del transporte público y contribuir en la descongestión vial, para esto es fundamental elevar los índices de desplazamiento a pie y en bicicleta -esto contribuye enormemente a la reducción de las brechas de desigualdad en la movilidad-. Pero hay más, los efectos mediatos e inmediatos que genera en la ciudad la movilidad sostenible son importantes, pudiendo contar como tales, la seguridad, infraestructura, salud pública, calidad del aire y una lista importante de etcéteras que, a largo plazo, impactan la vida de los habitantes.
Una ciudad como Ibagué, en la que se camina sin existir plenas condiciones para hacerlo, pues no hay entornos 100 por ciento seguros para hacerlo en toda la ciudad -solo sectorizado-, ni mucho menos una infraestructura completa para recorrerla, por citar dos ejemplos, requiere una apuesta decidida a estos modelos de desplazamiento. Surgen interrogantes interesantes, por ejemplo, teniendo en consideración que, en el municipio, aproximadamente, el 30% de la población local se desplaza a pie, ¿Cuáles son los recorridos que realiza? ¿Cuáles son los sectores dónde se moviliza? ¿Qué sector de la población hace sus recorridos a pie? ¿Qué sectores económicos le apuntan o se benefician de estos “viajeros”? ¿hay desigualdad en los diferentes tipos de movilidad?
Ibagué debe ser una ciudad de 15 minutos en los recorridos para satisfacer necesidades básicas. Este concepto, de ciudad de 15 minutos, hace referencia, según el académico Carlos Moreno a la “reducción de distancias de desplazamiento para tener cerca servicios de comercios que generen empleos, salud, cultura y educación, con más espacios públicos, más agua y menos polución del aire”, un modelo urbano ideal para ciudades intermedias como la nuestra, que apunta -el modelo- a la eficiencia y la competitividad. Claro, es fundamental el aspecto sobre el que he insistido de tiempo atrás: el modelo de ordenamiento territorial al que le apunte la ciudad.
Son décadas de una ineficiente planificación, pero, a esto, no le podemos sumar falta de transparencia en el uso de los recursos ni en la ejecución de los proyectos, máxime cuando estos, son necesarios para mejorar el entorno y la calidad de vida de los ciudadanos. Por último, hablando de movilidad y congestión vial, es importante que alguien le diga al alcalde que, cuando se hacen intervenciones de vías (pavimentaciones necesarias, sin lugar a duda), en especial de alto impacto, debe tener un plan de movilidad aprobado y socializarlo con la comunidad, para morigerar el tráfico y los efectos negativos que se causan a los empresarios ubicados en los sectores donde se hacen intervenciones.