Opinión

Los que le hacen daño al pacto

 Luis Carlos Rojas García Kaell de Cerpa

Luis Carlos Rojas García Kaell de Cerpa

Escritor

Esta es otra de esas historias que suelo recordar por varias razones; por supuesto, no me puedo detener a nombrarlas todas, así que voy a reflexionar sobre algunas de ellas.

La primera, tiene que ver con la manera como las personas que llegan a tener un hálito de poder cambian drásticamente; tengo que aclarar que no me refiero a un gran poder, no, me refiero a cosas simples.

La segunda, está relacionada con los ideales que pueden llegar a tener un colectivo y que, en el menor descuido o ante la más mínima oferta de (lo toma o lo deja) todo se echa a perder.

Y aquí va el cuento:

Resulta que en mis tiempos universitarios conocí a muchos profesores y estudiantes que luchaban por mejorar las condiciones de la universidad y, sobre todo, por los estudiantes y trabajadores que no tenían una voz.

Hasta ahí, todo normal; de hecho, comencé a seguir esos ideales y me convencí que valía la pena unirme a su lucha.

Así fue como terminé protestando y levantando mi voz por los que no tenían voz o, que no querían tenerla.

De esa experiencia, me quedaron muchos detractores, perdí varios “amigos” y me eché a más de un directivo y profesor encima, porque, como suele ocurrir, cuando usted levanta mucho la voz y evidencia las fechorías de los corruptos, usted se vuelve un objetivo que deben eliminar.

En fin, terminé mis estudios de pregrado y cuando regresé a realizar un posgrado, me encontré con que muchos de los profesores y estudiantes que luchaban por esos ideales, tenían un puestico en alguna oficina o en alguna dirección de la dichosa universidad.

Sus discursos revolucionarios habían cambiado por completo, como le pasó al periodista aquel. Me pregunté entonces: ¿En dónde había quedado su lucha?

Luego me enteré que era táctica de la universidad ofrecerles y darles un cargo a quienes estaban llamando mucho la atención para callarlos y que el asunto funcionaba a la perfección.

Pues bien, esta pequeña historia tiene que ver con un pequeño lugar que, sin miedo a equivocarme, me permite decir que lo mismo ocurre en todas las esferas del país.

Como para dar un pequeño ejemplo, revisemos el Pacto Histórico; sí, así como lo lee y lo oye. Solemos criticar a la mal llamada oposición y nos dedicamos a echarles el agua sucia de todo, pero, para nadie es un secreto que los que le hacen daño al pacto, son los mismos del pacto.

Sí ¡No se moleste que es verdad! Y se lo voy a explicar de la siguiente manera. Estoy seguro que cuando se conformó el pacto, ni siquiera Gustavo Petro llegó a pensar que lo iba a lograr, pero, lo logró.

No obstante, como en aquella universidad, muchas de las personas que se han unido al pacto, son personas que no tienen ni idea de lo que es realmente un pacto y mucho menos histórico.

Son personas que sólo piensan en sus intereses personales y que hacen lo mismo que hicieron aquellos colombianos que tomaron el poder cuando lograron sacar a los españoles, me refiero a copiar el mismo modelo de corrupción que se viene manejando desde tiempo atrás.

Ser del pacto no te hace una mejor persona, aunque muchos digan que lo son por pertenecer al pacto.

Ser del pacto no te muestra como alguien centrado y con el asunto claro sabiendo la responsabilidad que se tiene cuando se habla de apostarle a un cambio.

Es claro y evidente que, dentro del pacto, en distintos lugares dentro y fuera del país, hay una división enorme que lo único que logra es que el proyecto del cambio se vea como algo fallido.

Es claro y evidente que muchos se están aprovechando de los principios e ideales de este pacto para hacer de las suyas.

Es claro y evidente que, inclusive, el mismo Gustavo Petro debería detenerse por un instante y revisar este tema del pacto y de la gente que está a su lado, empezando por el mismo Jaramillo, por no nombrar a otros personajes que están ahí y en todas partes, promulgando que hacen parte del pacto histórico, sólo por lograr una alcaldía, una gobernación o cualquier administración.

Por supuesto, detenerse a pensar o a revisar este tema es toda una utopía, mas, cuando hay temas tan importantes en juego.

Pero, lo que si pueden hacer quienes están realmente comprometidos con el cambio es precisamente ¡Cambiar! Y no dejar que los impostores les sigan haciendo trampa.

Lo que si pueden hacer los que entienden la responsabilidad que tienen al comprometerse con el cambio es ¡No quedarse callados! Y, sobre todo, no apoyar a estos tramposos porque de lo contrario vamos a seguir por la misma y la idea de un pacto histórico se va a quedar en eso, en una idea insulsa de algo que no fue otra cosa que ¡Más de lo mismo! Y sabemos que así será porque cada cosa que ocurre… es un hecho Sam.

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