Analfabetos digitales
Hace algunos años llegó la televisión local a la ciudad de Ibagué y muchos locutores saltaron de un medio a otro en busca de más ingresos y de “innovación”; sin embargo, podíamos verlos utilizando el mismo discurso radiofónico y, al estar acostumbrados al micrófono y no a la cámara, parecían una suerte de pingüino en tierra caliente. Por supuesto esto obedeció a la conocida ley del menor esfuerzo ya que muchos pensaron que era como soplar y hacer botellas, que por cierto es muy difícil. La falta de preparación para abordar el lenguaje televisivo hizo que, durante mucho tiempo y aún hoy en día, la televisión en ciudades como Ibagué estén en un atraso significativo al lado de las regiones paisas y de la misma Bogotá cuyos formatos fueron mejorando, incluso las emisoras comunitarias suenan igual y hasta mejor que las comerciales, cosa que no pasa en otras regiones ya que solo copian, copian y copian desde estilos, frases, ademanes y hasta escenarios, como si no hubiese nada más que mostrar.
Como una pequeña clase de medios de comunicación debo recordar que cada medio tiene su propio lenguaje y los que tienen que ver con el vídeo necesitan, además de su lenguaje propio, manejar una estética que detrás de un micrófono se puede obviar; por esta razón, no es raro encontrarnos con presentadores sin preparación, sin estilo propio, utilizando hasta los mismos acentos que otros utilizan como marca propia, diciendo lo primero que se les ocurre o haciendo las veces del vulgar extrovertido; esto sin contar que no tienen ni siquiera cuidado a la hora de filmar en escenarios poco agradables y ni hablar de la misma presentación personal, porque no nos digamos mentiras pero ¡La imagen vende!
Pues bien, con la tecnología se ha vivido un proceso similar y no solo para los comunicadores, también para los profesores, los amos y señores del conocimiento. Es irrisorio ver como los maestros, aclaro que son solo algunos no todos, desde sus casas intentan planificar sus clases sin el más mínimo conocimiento de una tecnología que desde hace ya varios años les viene diciendo que deben cambiar su manera de enseñar. Por el contrario, estos analfabetos digitales con títulos universitarios y maestrías, apenas si saben moverse por una red social o mandar mensajes por WhatsApp, pero, cuando se trata de planificar una clase en alguna plataforma se quedan cortos, muy cortos.
Ahora bien, podríamos culpar al gobierno de turno o al que sea de semejante mediocridad; sin embargo, la realidad es otra, ya que, si en la comunicación social existe la ley del menor esfuerzo en la educación mucho más. De ahí que uno se pregunta en estos tiempos de pandemia ¿Qué será lo que enseñan los maestros en esta era digital? Y es que tenemos que verlos quitando celulares porque es el terror de la clase, pero ellos si lo pueden utilizar y no precisamente para enseñar o intentando copiar y pegar documentos como tareas y luego quejándose si el estudiante comienza a plagiar; sin contar que cuando se trata de ir a la universidad a capacitarse con alguna especialización o maestría pagan para que les hagan el trabajo final. Y ahora no me digan que estoy en contra de los comunicadores o de los maestros, no, estoy en contra de la mediocridad.
Como lo he dicho anteriormente, no son todos, existen muchos docentes y comunicadores sociales que hacen la tarea como debe ser; no obstante, tanto los medios como la docencia, están plagados de un montón de mediocres que no dejan avanzar, que todo lo quieren masticadito y sin estudiar. Eso sí, después los ve uno rasgándose las vestiduras frente a un micrófono, una cámara o un tablero, gritando que al mundo debemos cambiar.