Opinión

Como Nerón cuando quemó a Roma

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

La incapacidad del presidente Petro para dirigir el país no deja de sorprender. Así lo demostró la semana que pasó, dando declaraciones sobre las fallas que se presentaron en la atención de los siniestros, donde culpó, sin siquiera ruborizarse, a los alcaldes y gobernadores salientes y entrantes, argumentando que ellos sabían de la situación y no supieron cómo prevenirla.

Aunque fue él mismo quien tiempo atrás y en su cruzada por el mundo frente al cambio climático, anunció que estos incendios podrían presentarse, lo que no dijo en su discurso de la semana anterior, fue que él tampoco hizo nada… Perdón, sí hizo: redujo el presupuesto para los bomberos este año y, desde que inició su mandato, no le hace mantenimiento al Hércules que presta apoyo en estos casos, llevando tres mil galones de agua a las zonas de conflagración. Y es que este tema de los incendios es sensible por obvias razones, principalmente por la afectación al medio ambiente, que se refiere al aire que respiramos, a la tierra que toma tiempo para recuperarse y reverdecer, lo que ocasiona más calor y muerte a los animales que habitan la zona o pierden su hogar por las llamas.

Lo triste es que el presidente Petro, quien se la ha pasado hablando del cambio climático y de las afectaciones que éste trae al planeta, hizo lo mismo que Nerón cuando incendió Roma: vio arder el país desde el balcón, evidenciando que la situación y su oportuna solución no son de su interés.

Y esto ocurre porque tener esta tragedia a nivel nacional, le permitió al presidente Petro emitir una declaración de desastre para enfrentar los incendios y las consecuencias del fenómeno de El Niño, para comenzar, por 12 meses. Está declaración de emergencia le permite tomar recursos de la Nación para invertirlos en la crisis ambiental que producen los incendios, sin mucho control o fiscalización por parte de los entes reguladores.

Infortunadamente, la poca fe que le tenemos la mayoría de los colombianos al presidente, hace que nos preocupe qué es lo que hará realmente con los recursos, porque, como ya lo vimos con el séquito de la primera dama, el Gobierno sabe muy bien cómo tomar presupuesto de un lado para usar en otro y disfrazarlo en el papel.

Confiemos en que los organismos de control, al menos los que no han pasado a estar en el bolsillo del gobierno de turno, se encarguen tarde o temprano, de garantizar que los recursos de la Nación fueron utilizados para beneficiar a todos los colombianos, no solo a los amigos de la nueva reclutadora Alcocer-Petro.

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba