Cuba en penumbras: 48 horas después del apagón

El restablecimiento del servicio eléctrico en Cuba avanza con dificultades tras el apagón masivo que afectó a la isla el pasado viernes. A pesar de los esfuerzos de la Unión Eléctrica (UNE) por restablecer la conexión en todo el país, casi la mitad del territorio sigue sin suministro, lo que ha obligado a la suspensión de clases en algunas provincias y ha agravado la ya precaria situación energética del país.
Un regreso a la normalidad aún lejano
El último informe del Ministerio de Energía y Minas (Minem) indica que, hasta la tarde del domingo, la generación eléctrica alcanzaba los 1.568 megavatios (MW), una cifra insuficiente para cubrir la demanda habitual de la isla. Aunque el Sistema Electroenergético Nacional (SEN) ha logrado reactivarse de manera parcial, sigue operando con un déficit crítico, lo que ha dejado sin electricidad a amplios sectores de occidente y oriente.
Las provincias de Pinar del Río, Artemisa y Mayabeque son las más afectadas, lo que llevó al Ministerio de Educación a cancelar las clases este lunes ante la falta de condiciones para el funcionamiento normal de las instituciones educativas.
Reconectando el país: una tarea titánica
El restablecimiento del servicio ha seguido un proceso técnico complejo. La estrategia de la UNE consiste en activar pequeños generadores alimentados por diésel o fueloil, que luego permiten la conexión de las grandes centrales termoeléctricas al SEN.
Hasta ahora, seis de las veinte unidades de generación térmica han logrado reactivarse, mientras que la central termoeléctrica Antonio Guiteras, una de las más importantes del país, opera a un nivel mínimo de producción. En La Habana, el 44 % de los hogares siguen sin electricidad, aunque se espera una recuperación total entre la noche del domingo y la madrugada del lunes.
Crisis energética sin solución a corto plazo
El sistema eléctrico cubano se encuentra en una situación de colapso estructural. Sus siete centrales termoeléctricas, con décadas de explotación y sin mantenimiento adecuado, presentan fallos constantes. Además, la falta de combustible ha limitado el funcionamiento de los generadores distribuidos en todo el país.
La escasez de recursos para importar diésel y fueloil es uno de los mayores obstáculos para una recuperación estable del SEN. Según cálculos de analistas independientes, el Gobierno cubano necesitaría entre 8.000 y 10.000 millones de dólares para modernizar la red eléctrica, una inversión que parece imposible en el contexto actual.
Impacto en la economía y el descontento social
Los apagones no solo afectan la vida cotidiana de los ciudadanos, sino que también tienen un fuerte impacto en la economía. En 2023, el PIB de Cuba se contrajo un 1,9 % y no registró crecimiento en 2024, según cifras oficiales. Para 2025, el Gobierno proyecta un leve repunte del 1 %, pero la crisis energética amenaza con frenar cualquier avance.
Además, el descontento social sigue en aumento. En los últimos años, los apagones han sido el detonante de protestas inéditas en la isla, como las del 11 de julio de 2021, las manifestaciones en Nuevitas y La Habana en 2022 o las más recientes del 17 de marzo de 2024 en Santiago de Cuba.
Mientras el Gobierno cubano responsabiliza a las sanciones económicas de Estados Unidos, expertos señalan que la raíz del problema radica en la infrafinanciación crónica del sector energético. Con una infraestructura obsoleta y sin acceso a inversiones suficientes, Cuba enfrenta un panorama incierto, donde los cortes de electricidad parecen haberse convertido en parte de la cotidianidad.