De aberraciones y sofistas
Ni normal, ni natural, ni correcto, es lo que está pasando en la ciudad de Ibagué, por eso es aberrante la situación de seguridad, movilidad, falta de agua y desempleo, todas estas que padecen los ciudadanos sin encontrar a la vista, alguna solución real y concreta.
El ordenamiento territorial debe marcar el derrotero que defina nuestra vocación de desarrollo económico, la Ibagué rural reclama una política seria de desarrollo integral que, articulada con la ciudad urbe, potencie la gran riqueza de nuestro territorio. Agua, vida y producción agrícola abandonadas, no hay trazo serio, ni visión, menos acciones para definir por dónde y hacia dónde ir, crecemos desordenadamente, pero crecemos, en medio del juego sofista que disfraza realidades y nos pinta la ciudad como el país de Alicia “el país de las maravillas”. Lejos estamos de ser ciudad industrial, el desabastecimiento de agua nos aleja de ese propósito, la dinámica nos muestra que debemos ser una ciudad de servicios, estos hay que definirlos y especializarlos, la música, la cultura y el deporte, están a la vanguardia hay que potenciarlos con toda decisión.
Las personas manipuladoras y farsantes, no pueden seguir teniendo cabida en la formación de las nuevas realidades en los territorios colombianos, el imperio de la retórica se acabó, ya no hay cabida para los charlatanes o mediocres, en tratándose de resolver los enormes retos de cada ciudad y de nuestro mismo país. El capitalismo progresista, donde el Estado no es meramente un ente burocrático sino un agenciador, multiplicador y generador de oportunidades, es el nuevo modelo como dice Mazzucato: en la economía “el valor no es solo el precio”, un Estado que invierta en el ser humano, que produzca y trabaje para generar riqueza y no aquel que quiere dinero, pero no quiere trabajar.
Ibagué tiene futuro, pero este se construye desde el presente, más allá de las vanidades o los intereses particulares, todos debemos aportar y apartarnos de lo que no está bien, tonto es aquel que no corrige el camino equivocado, para construir el camino que sirva para todos y donde todos tengan bienestar.