Del “Gracias, Guerreros” al “¡Felicitaciones, Campeones!”

En Colombia, por décadas, nos hemos acostumbrado a las frases que suenan bien pero que, en el fondo, reflejan una conformidad peligrosa. Una de ellas es el ya conocido “Gracias, Guerreros”, que aparece como consuelo cada vez que alguna de nuestras selecciones cae en instancias decisivas, cuando la ilusión se desvanece y volvemos a casa sin la gloria. Pero ahora, algo parece estar cambiando. Y qué bueno que así sea.
Recientemente, César Torres, director técnico de la Selección Colombia Sub-20, lanzó un mensaje que debería retumbar en cada rincón del deporte nacional: “No queremos más el ‘Gracias, Guerreros’. Queremos que nos agradezcan cuando seamos campeones del mundo en Chile”. Esta afirmación no solo sacude la narrativa del perdón eterno por perder, sino que marca una ruptura con una mentalidad que nos ha mantenido estancados en la cultura del casi.
Este no es un llamado a dejar de reconocer el esfuerzo. Por supuesto que se valora la entrega, el sacrificio y el sudor dejado en la cancha. Pero no podemos seguir romantizando la derrota. Es hora de aspirar a más. Y es precisamente eso lo que están haciendo estos jóvenes de la Sub-20: cambiar el discurso de la resignación por el del logro. Pasar del consuelo al triunfo. De las lágrimas de la eliminación a las lágrimas por levantar la copa.
Estamos a dos partidos de escribir una nueva historia. Viene una semifinal ante Argentina, una potencia mundial. Y, si todo sale bien, una final que nos pondría frente al anhelado título. Lo que está en juego no es solo un trofeo, es una declaración de principios, un mensaje para todo un país: que sí se puede, que ya no basta con participar o “hacer un buen papel”.
Felicitaciones a César Torres y a sus dirigidos. No solo por su campaña, que ya es admirable, sino por atreverse a pensar en grande, por cambiar el chip, por soñar sin miedo. Ojalá su mentalidad se contagie en todos los niveles del deporte colombiano y, por qué no, en la sociedad entera.
Porque Colombia necesita más que guerreros resignados: necesita campeones decididos. Que el “Gracias, Guerreros” sea reemplazado, de una vez por todas, por un rotundo: “¡Felicitaciones, Campeones!”. Y que esta generación Sub-20 sea la que abra el camino hacia una nueva era. Una en la que ya no nos conformemos con intentarlo, sino con lograrlo.



