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El caso de ‘Epa Colombia’ y el peligroso límite que cruzan los influenciadores en busca de fama

El reciente caso de la influenciadora y empresaria Daneidy Barrera Rojas, conocida como ‘Epa Colombia’, ha puesto en evidencia el peligroso límite que algunos creadores de contenido están dispuestos a cruzar con tal de conseguir seguidores y vistas en redes sociales. Barrera fue condenada a cinco años de prisión después de ser capturada por vandalizar una estación de Transmilenio a martillazos y transmitir el acto en sus redes sociales, incitando a sus seguidores a replicar su conducta.

El hecho ha sido analizado por diversos expertos en reputación digital, como Víctor Solano, quien considera que este caso deja una lección importante para los influenciadores: “Es necesario tener responsabilidad sobre lo que se comunica en los videos que se comparten”. Solano destaca que, más allá de la ideología política de los influenciadores, su comportamiento no debe incitar a la violencia ni a la destrucción, algo que Barrera hizo de manera abierta al mostrar orgullo por su acción y alentar a otros a hacer lo mismo.

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El Tribunal Supremo de Justicia argumentó que ‘Epa Colombia’ no solo cometió delitos como daño en bien ajeno y perturbación en el servicio público, sino que también instigó conscientemente a sus seguidores a realizar actos similares. La Corte enfatizó que la difusión de mensajes incitadores a la violencia y la destrucción del transporte público durante un periodo de estallido social fue particularmente grave.

Este caso es solo uno de los muchos ejemplos de influenciadores que cruzan límites éticos y legales. La psicóloga Gloria Hurtado aplaudió la sanción impuesta a Barrera, señalando que es un paso hacia una cultura más ética y responsable en las redes sociales. “Muchos jóvenes ven en los influencers un modelo de libertad total, donde creen que pueden hacer lo que quieran sin consecuencias”, comentó. Según Hurtado, esta actitud refleja el peligro de la idea de que el poder mediático les da derecho a actuar por encima de la ley.

El caso de Barrera se une a una lista creciente de influenciadores que han enfrentado problemas legales por comportamientos irresponsables. Entre ellos, se destacan figuras como Yina Calderón, quien fue expulsada de un programa de televisión por un acto violento, o Elizabeth Loaiza, quien fue sancionada por promocionar un test falso para detectar el COVID-19. También se han dado casos de influenciadores como Mauricio Gómez, conocido como La Liendra, que estuvo involucrado en un accidente de tránsito y se dio a la fuga, o Yeferson Cossio, multado por publicidad engañosa.

La conclusión es clara: cada acción tiene consecuencias, y el camino hacia una mayor ética en el mundo de los influenciadores pasa por entender que el poder de las redes sociales viene con una gran responsabilidad. Como afirmó Víctor Solano, “todo influenciador debe entender que no es dueño de la impunidad, y que sus acciones pueden tener repercusiones serias”

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