El Papa Francisco declara Venerable al arquitecto Antoni Gaudí por sus virtudes heroicas

El Papa Francisco ha reconocido oficialmente las virtudes heroicas de Antoni Gaudí, el célebre arquitecto catalán conocido por dirigir la construcción de la Sagrada Familia de Barcelona, convirtiéndolo desde este momento en Venerable, el primer paso en el camino hacia la santidad dentro de la Iglesia Católica.
Durante una audiencia con el cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, el Pontífice autorizó la promulgación de varios decretos, entre ellos el que reconoce las virtudes de Gaudí. Junto a él también fueron declarados Venerables tres sacerdotes: Pietro Giuseppe Triest, Angelo Bughetti y Agostino Cozzolino.
Además, el Papa aprobó la beatificación de Eliswa de la Santísima Virgen, fundadora de las Carmelitas Teresianas, y del sacerdote misionero Nazareno Lanciotti, mártir en Brasil.
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Antoni Gaudí, conocido como “el arquitecto de Dios”, nació el 25 de junio de 1852 en Reus, España. Dedicó casi toda su vida a la construcción del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, una obra que consideraba una misión divina. Gaudí transformó el diseño original neogótico en un proyecto profundamente original, lleno de simbolismo cristiano e inspirado en la naturaleza. Su espiritualidad estaba marcada por influencias benedictinas y franciscanas, y era un devoto seguidor de San Felipe Neri.
Entre 1887 y 1893, Gaudí trabajó también en otras obras civiles y religiosas, pero a partir de una grave enfermedad sufrida en 1894 durante la Cuaresma, experimentó un giro espiritual que lo llevó a una vida de ascetismo y entrega total a la Sagrada Familia. Renunció a nuevos encargos, vivió en condiciones austeras y llegó a instalarse en una habitación dentro del templo que dirigía.
El 7 de junio de 1926, Gaudí fue atropellado por un tranvía y, al no ser reconocido, fue llevado al Hospital de la Santa Creu, donde falleció tres días después. Su funeral reunió a unas 30.000 personas, testimonio del impacto de su vida y obra.
Con su proclamación como Venerable, se abre el camino hacia su beatificación, a la espera del reconocimiento de un milagro atribuido a su intercesión.
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