Feria de contratos
Parece que la feria de contratos del sector público no tiene fin. Después de ver lo que ocurre con Emcali y enteramos de que la primera dama tiene funciones como “embajadora de Misión Especial” para representar a Colombia en diversos países del mundo, se destapan contratos que, a algunos, nos aterran. El Dapre realiza la orden de compra 96538, para “Contratar la adquisición para reposición y dotación de electrodomésticos de hogar para las Casas Privadas del Señor Presidente y Señora Vicepresidente de la República del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República”, con el que se adquieren 2 tipos diferentes de planchas a vapor y una plancha vertical (para viajes, supongo), 2 licuadoras, 2 procesadores de alimentos, 2 batidoras y un televisor de 85 pulgadas 8K NEO QLED MINI LED Plano Smart TV por $27.499.900; mientras que la orden de compra 96479 es para “Contratar la adquisición de lencería de hogar para la reposición y dotación de la Casa Privada del Señor Presidente de la República ubicada en la Casa de Nariño y la Casa de Huéspedes Ilustres de Cartagena del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República”, donde se solicitan 8 juegos de cama de tela de 300 hilos a $1.315.000 cada uno, 2 juegos de cama de tela de 300 hilos a $1.274.000 la unidad, 4 juegos de cama de tela de 500 hilos a $2.110.000 cada uno y 2 plumones en pluma de ganso a $4.079.000 la unidad. Todos los precios están sobre el valor del mercado. Solo el televisor tiene un sobre costo de 6 millones de pesos.
Ante semejantes peticiones y precios, me pregunto: ¿No encontraron plancha a vapor, batidora, licuadora y procesador de alimentos en las casas privadas o cuál es la razón para comprar todo de nuevo? ¿Acaso los 40 millones de pesos que gana el presidente y los 28 que devenga la vicepresidenta, no son suficientes para comprar los electrodomésticos de su preferencia? ¿Esto ocurre cada cuatro años, cuando el nuevo habitante de Palacio llega a desechar todo lo existente para adquirir productos nuevos? ¿No pueden, como todos los colombianos, darle uso a los electrodomésticos hasta que se dañen y no tengan arreglo? ¿Por qué plumones en pluma de ganso, que son los más costosos? Todo esto inquieta porque el Gobierno prometió ser austero y lo que ha demostrado hasta el momento es todo lo contrario, como se evidencia con el contrato hecho a Nerú para “actividades de salud mental y física, que contribuyan al mejoramiento del clima laboral en el DAPRE” por 7 millones mensuales.
La gente votó por el cambio en un país en el que la corrupción es la “manda más” principal. Infortunadamente, dicha corrupción ha penetrado todas las esferas políticas y se posesionó en Palacio con un equipo que ha demostrado no conocer las palabras “austeridad” y “cumplir”, sino que, por el contrario, se encarga de hacer lo mismo que las personas criticaban de otras corrientes políticas. Esperemos las explicaciones desde la Dirección del Dapre, porque sí es necesario conocer las razones que tienen para semejante despilfarro.