Gloria Yolanda Ospina, 23 años al servicio de la UT
Gloria Yolanda Ospina Pacheco tiene 45 años, pero cerca de la mitad de su vida ha trabajado en la Universidad del Tolima. Obtuvo su primer empleo allí con tan solo 22 años, siendo una joven bachiller del Colegio de la Presentación del Centro, con muchas ganas de aprender y poco afán de irse de aquel lugar.
Sus compañeros de trabajo y los jefes que ha tenido en 23 años han sido testigos de su crecimiento personal y profesional en el alma mater de los tolimenses, ya que mientras trabajaba para la UT, también estudiaba Administración de Empresas en la Universidad Incca de Colombia y, posteriormente, una Maestría en Derecho Público en la Universidad Santo Tomás de Bogotá.
Durante más de dos décadas de arduo trabajo pasó de ser Auxiliar Administrativa a Secretaria Académica General, cargo directivo de nivel asesor en la Vicerrectoría de Docencia, unidad administrativa, justamente a donde empezó a trabajar en el año 2000 luego de presentarse en una convocatoria pública para estudiantes en el inicio del nuevo milenio. En el año 2017 y luego de haber estudiado y haber hecho camino en diferentes cargos de dirección como Jefe de la Oficina de Admisiones, Registro y Control Académico, y Jefe de Talento Humano, publicó un libro llamado “Las Incoherencias del Decreto 1279 de 2002” y está próxima a publicar el segundo libro a finales de este año, pues además de ser funcionaria administrativa, cuando le queda lugar, ha sido docente catedrática de la Escuela Superior de Administración Pública y desde luego la UT, aunque reconoce que es muy poco el tiempo que le queda para impartir clases.
Tolima Online habló con ella para conocer más acerca de la valiosa experiencia, de quien se ha convertido en una de las mujeres más destacadas de la UT en los últimos 20 años.
¿Cómo fue su primer empleo en la Universidad del Tolima?
Mi primer empleo en la universidad fue en febrero del año 2000. Llegué como auxiliar administrativa a apoyar al Secretario Académico de esa época. Había que manejar muchos procesos administrativos y tratar con personas de diferentes dependencias. Además, yo era muy joven y no había trabajado nunca en el sector público, solo (muy poco) en el sector privado en el área de ventas. En ese momento, yo era la única persona que había de contrato, entonces, las personas que en su momento eran de planta no eran tan “chéveres” con uno.
¿Cómo fue avanzando?
A mí me gusta mucho estudiar y, estando allí inicié mis estudios de pregrado. Siempre fue mi sueño y mi reto ser profesional porque en mi familia nadie lo había sido. No pude estudiar en la Universidad del Tolima porque, para su momento, no me alcanzaba el puntaje, era muy difícil ingresar. A pesar de ser funcionaria, tenía que cumplir con los requisitos como todo el mundo, entonces, por eso, estudié en la Universidad Incca.
¿Cómo llegó a donde está ahora?
Estudiando, y aprendiendo de todo. Yo vi la posibilidad de que en la institución se podía ir escalando con trabajo y mucho esfuerzo. Hay que demostrar muchas competencias y habilidades para poder en algún momento aspirar a un cargo directivo como el que ostento ahora. Mis compañeros me molestaban mucho, me decían “regalada” porque yo pasaba mucho tiempo en la universidad, tenía muchas actividades a mi cargo aun siendo auxiliar, pero también me gustaba mucho aprender. Cuando inicié mi carrera profesional, durante esos cinco o seis años que estuve estudiando, fui la auxiliar de todos los cargos que hay en la entonces llamada Vicerrectoría Académica. Fui auxiliar de la Secretaría Académica, del Comité de Desarrollo de la Docencia, del CIARP que es el Comité Interno de asignación y reconocimiento de puntaje, del Comité de Evaluación Docente, de las convocatorias de profesores de planta y de profesores catedráticos, o sea, fui a auxiliar de todos los comités y de todas las actividades que se manejan en la hoy Vicerrectoría de Docencia.
Cuando yo llegué a trabajar, prácticamente, de los 12 meses del año, en cuatro no tenía contrato. Sin embargo, yo seguía asistiendo a cumplir con mis labores, así se demorara la vinculación, pues sencillamente yo necesitaba mi empleo. Tenía que ir a trabajar para que se dieran cuenta que yo estaba interesada. Los sistemas de contratación en el Estado no son fáciles y a mí eso me desanimaba algunas veces, pero nunca claudiqué. Yo seguía siendo muy insistente y es por ello que fui nombrada en la planta de cargos en el año 2012 luego de varios años de ser contratista.
¿Cuáles han sido sus retos en ese camino?
Cualquier ser humano lo que quiere es tener un poco de estabilidad laboral y creo que en la Universidad del Tolima la hay, pero cuando salen oportunidades para ocupar los cargos directivos, hay que tomar decisiones que pueden afectar esa estabilidad. Los cargos directivos no son para siempre como los cargos que son de base, entonces, uno tiene que tomar la decisión de renunciar a un cargo fijo, si quiere crecer más. Yo tomé esa decisión en 2014, cuando me fui a mi primer cargo directivo como Jefe de la Oficina de Admisiones, Registro y Control Académico. Para poder asumir un cargo directivo tuve que renunciar a esa planta y para muchos esa decisión podía ser descabellada. En ese momento pensé: si me estaban ofreciendo la oportunidad de crecer, debía poner en una balanza la estabilidad y la seguridad laboral o jugármela por aceptar el cargo directivo y crecer, y gracias a Dios me he logrado mantener.
¿Por qué usted, siendo administradora de empresas, decidió estudiar un postgrado en derecho?
Cuando terminé mi pregrado, vi que era una necesidad muy grande en la Vicerrectoría una persona que tuviera formación en Derecho, ya que se emitían y se expedían muchos actos administrativos, resoluciones y acuerdos, y la dependencia no contaba con un asesor jurídico. Fue una de las decisiones difíciles, porque soy Administradora de Empresas, y la orientación académica de un postgrado debería ir en la misma línea, es decir, en Administración, Talento Humano, Mercadeo, en áreas definitivamente de las Ciencias Económicas y Administrativas. Una administradora en una Maestría en Derecho Público era impensable. Fue un reto grande, no solo profesional, sino también personal. En ese momento ya tenía a mi hija muy pequeña y era un reto muy grande trabajar, estudiar y, además, ser madre.
¿Cómo fue su experiencia siendo madre, funcionaria de la universidad y estudiante de postgrado?
Para la maestría tuve la ayuda de mi familia, que ha sido mi principal apoyo en mis procesos. Los primeros meses fueron muy difíciles porque mi hija, que era una niña muy pequeña, se quedaba sin mamá por unos días, pero tuve la fortuna también de tener el apoyo de un tío de la niña y de su esposa que me recibieron en Bogotá y mientras yo iba a estudiar, ellos me ayudaban a cuidarla. Tiempo después, decidí llevarme a la niña conmigo y, así, yo podía estudiar tranquila y sin la angustia de haberla dejado. Todos los días, de lunes a viernes, la acostaba a dormir a las 9:30 o 10 de la noche, yo en media hora ya le había organizado la lonchera, el uniforme y todo para el día siguiente, y me sentaba sagradamente todos los días a esa hora hasta la 1 o 2 de la mañana para cumplir con mis tareas de la maestría e ir avanzando en mi trabajo y tesis de grado. Permanecía por mucho tiempo en la UT desde tempranas horas en la mañana. Pero sí tenía claro que, muchas veces, los sábados cuando tenía que trabajar, ya después de mediodía me dedicaba completamente a mi hija, a mis padres, y a mi familia. Son retos muy fuertes porque son muchas responsabilidades en un solo momento para una sola persona, ser mamá, estudiante, y trabajadora.
¿Por qué ha trabajado por tantos años en la Universidad del Tolima?
Yo pensaba que algún día podía llegar a ser la Secretaria Académica de la Vicerrectoría y ese se convirtió en mi sueño personal y profesional. La Secretaría Académica es la segunda al mando de la Vicerrectoría. Cuando el vicerrector no está, la Secretaria Académica es la Vicerrectora encargada, como ha sido mi caso en muchas ocasiones. Esa oportunidad la tuve en el año 2019, cuando llegué al cargo. Para mí ha sido un sueño hecho realidad.
¿Qué cargo le queda por ocupar en la UT o que le queda por hacer en la UT?
Me gustaría participar en un concurso público de méritos para ser profesora de planta.
¿Qué le ha dejado la UT a usted como persona en 23 años?
Muchas satisfacciones, los mejores aprendizajes, mucha experiencia y mi construcción como ser humano. También, aprender a conocer y valorar a las personas, reconocer que todos tenemos mundos diferentes y vidas diversas, aceptar que cada día se aprende algo nuevo para ser mejor en todos los aspectos, entender a los demás sin juzgar, prepararme para la vida, que lo que no aporta, no se recibe. En fin, me lo ha dejado todo, hasta lo más básico, que son las cosas materiales.
Una hija preciosa que hoy tiene 16 años y es mi orgullo por quien he trabajado de manera incansable y quien es el amor más bonito que tengo.
Personas maravillosas que han sido maestros en mi vida, Hernán Giraldo, Hector Villarraga quienes ya fallecieron, Luz Ángela Calle, Francia Betancourt, Omar Mejía, Jonh Jairo Méndez, como por nombrar algunos que aún están en mi vida y de quienes aprendo todos los días.
El amor de mi vida, mi esposo Juan Manuel Díaz quien me enseñó que el amor existe, que no tiene límite, ni barreras, que es real y que se debe proteger contra todo, a quien admiro, respeto y amo profundamente.
Me ha dejado conocerme y saber que no tengo fronteras, que soy capaz de lo que me propongo como meta o de lograr sacar adelante lo que la vida y las personas que han creído en mí me han puesto a liderar.
¿Cómo se divierte una persona tan disciplinada y tan ocupada como usted? ¿Qué le gusta hacer?
Me divierto mucho, porque amo lo que hago. Es un placer hacer mis cosas, pero también soy disciplinada en tener espacios de calidad con mi familia, con mis padres, mi hermano, quien es mi cómplice en todo, mi abuela de 93 años que me acompaña a donde la lleve. Me gusta viajar y conocer lugares, me gusta comer y pasar mucho tiempo en familia. Nos distribuimos con mi esposo para compartir siempre momentos en familia, con la mía y la suya, que siento como mía. Celebro con mis amigos cercanos cumpleaños y momentos especiales. Siempre saco tiempo de calidad, que puede ser corto, pero es en el que nos disfrutamos y nos recordamos que somos incondicionales.
Me gusta escuchar a las personas, ser maestra y enseñar. Me gusta mucho tener clases, no logro sino un curso cada semestre por la responsabilidad que esto implica, pero disfruto mucho las clases.
¿Cuál es el lugar favorito en su mundo?
Mi lugar favorito es mi casa, es mi refugio y descanso, además de ser el lugar donde tengo mis espacios para orar, para compartir con la familia y conversar.
Una canción que le guste y por qué
Una canción de Martha Sierra Lima que se llama “A mi manera”. Me identifico mucho con su contenido. Habla expresamente de que se vive la vida conforme a su deseo y gusto. Sufrir, llorar, caer y levantarse, reír, crecer, proyectarse y conseguir las metas, pero todo a mi manera. Me gusta mucho, realmente me siento identificada.
¿Qué mensaje les daría a las nuevas generaciones?
A las nuevas generaciones les digo que crean en ellos, que tengan metas y objetivos que sean ambiciosos, que quieran aprender siempre y cada día. Que sean buenos seres humanos, que siempre quieran ser ejemplo para la sociedad y se amen.
¿Una frase con la que le gustaría ser recordada?
Les digo a mis compañeras que siempre debemos ser una semilla que, donde quiera que llegue, uno “germine”.
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