Opinión

La Indiferencia Mortal de Petro ante la Muerte de nuestros Soldados y Policías

Juan David Rincón Galindo

Juan David Rincón Galindo

Comunicador Social y Periodista
Especialista en Periodismo Deportivo
Socio ACORD – Tolima
Director Tolima Online

No es nuevo que Gustavo Petro, desde que asumió la presidencia de Colombia, haya sido criticado por su manejo de la seguridad y la violencia en el país. Sin embargo, lo que ocurre en Jamundí, Valle del Cauca, es un claro reflejo de la indiferencia de un mandatario que parece más preocupado por las bajas de los grupos armados ilegales que por la vida de nuestros propios soldados y policías. La situación en esa región, azotada por los narcotraficantes y las disidencias de las FARC, demuestra que Petro solo le importa la paz en otras latitudes diferentes a Colombia, mientras seguimos contando las víctimas que se generan semanalmente en nuestro país.

Los asesinatos de miembros de las fuerzas armadas y la policía se han incrementado bajo su mandato, y lo que más sorprende es la falta de reacción del presidente. En lugar de dar un mensaje claro de apoyo y solidaridad con las familias de los caídos, Petro parece distraído en su obsesión por la Paz Total. Pero esta paz, que más parece una renta política para los grupos guerrilleros y narcotraficantes, no ha logrado frenar la violencia. Por el contrario, ha avivado el conflicto, ya que el Estado ha dado demasiadas concesiones a quienes han sembrado terror en todo el país.

Petro, con su historia de vinculación a movimientos guerrilleros como el M-19, tiene una visión completamente sesgada de lo que es la paz. Para él, las muertes de excompañeros de armas, ahora miembros del ELN o las disidencias de las FARC, son un dolor personal. No es casualidad que se haya mostrado tan conmovido por la muerte de algunos guerrilleros, pero su indiferencia ante la muerte de nuestros soldados y policías es alarmante. Los héroes que defienden nuestras ciudades, que se sacrifican día a día por mantener el orden y la paz, son ignorados por un presidente que prefiere defender a sus antiguos camaradas que a quienes dan la vida por la patria.

La violencia desbordada que vivimos en Colombia bajo su gobierno es producto de una gestión fallida. En lugar de combatir la criminalidad con toda la fuerza del Estado, Petro opta por una paz a medias, que deja a los colombianos atrapados entre las balas de los criminales y la parálisis estatal. Jamundí, como muchas otras zonas del país, sigue siendo un campo de batalla donde los policías y soldados caen a manos de los criminales, mientras Petro, con su discurso de “paz”, parece más preocupado por reconciliarse con los enemigos del Estado que por proteger a quienes nos cuidan.

Es hora de que el presidente se dé cuenta de que la paz no se construye solo con dialogar con los criminales, sino con respeto a las víctimas y un firme compromiso con la seguridad. Mientras siga mostrando esta indiferencia por los asesinatos de nuestros héroes y delegando responsabilidades a una paz fallida, Colombia continuará sumida en el caos. Petro no puede seguir ignorando el dolor de las familias de nuestros soldados y policías.

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