Historias

La primera Señorita Tolima en el Bogotá de los años treinta

Germán Niño

Germán Niño

Economista y Bloguero.

Todos los tolimenses recordamos con emoción el reinado de Edna Margarita Rudd Lucena el 21 de noviembre de 1965. Igualmente fue muy importante la participación de la bellísima Olga Lucía Botero en el concurso de Miss Universo en 1962. Pero muy pocos conocen la historia de la primera mujer que llevó el título de Señorita Tolima, en el lejano año de 1932. Esta es la crónica de aquella historia, ambientada en la espectacular Bogotá de los años 30s del siglo XX.

LOS ANTECEDENTES DEL REINADO

Para Ibagué y el Tolima, los años 30s habían comenzado con pie derecho. El primero de enero de 1930 se inauguró el puente ferroviario entre Girardot y Flandes, obra que acercaba de manera muy importante a Ibagué con la capital de la república. Una de las últimas obras de la hegemonía conservadora y del boom de construcciones que se hicieron con la plata de la indemnización por el canal de Panamá, este puente era clave para nuestra ciudad. La ceremonia se llevó a cabo a las 10 de la mañana de aquel día, presidida por el Ministro de Obras, que junto a su comitiva habían dormido la noche anterior en el Hotel de Juntas de Apulo, lugar de descanso de la sociedad bogotana en aquellos tiempos.

Inauguración paso ferroviario Girardot a Flandes – Foto F. Perdomo.

Unas semanas después, el domingo 9 de febrero de 1930, triunfaba Enrique Herrera ante el conservatismo dividido, en unas elecciones que cambiaban dramáticamente el panorama colombiano. El país entraba en una nueva etapa de modernismo, más cuando el nuevo presidente había vivido buena parte de su vida en el exterior, como embajador ante varios países. Olaya Herrera, próximo a cumplir 50 años, llevaba 8 años como embajador en Washington y su familia, especialmente sus dos jóvenes hijas, no conocían casi nada de Colombia.

Primera Plana de El Tiempo anunciando el triunfo de Olaya Herrera en la elecciones presidenciales.

Independiente al contexto político de la administración Olaya Herrera, que no es el objeto de esta crónica, la llegada a Bogotá de la primera dama María Teresa Londoño Sáenz y de sus hijas María y Lucía fue tan revolucionaria como las nuevas políticas que traía el presidente. Las niñas Olaya eran todavía adolescentes, una de ellas había nacido en Chile siendo embajador su padre, traían a Bogotá nueva moda, bailes, costumbre, etc., que influyeron en los cachacos de aquellos años.

Una de las novedades que traían las señoritas Olaya Londoño era el concurso de Miss Universo, que se llevaba a cabo cada año en Galveston, Texas. En principio, hacia 1920, el concurso solo incluía representantes de Estados Unidos, pero en 1926 se había convertido en una competencia internacional y en 1931 había triunfado la representante de Bélgica, Netta Duchâteau. Pero la Gran Depresión complicó muchísimo las cosas para Galveston y en 1932 se abrió el campo para llevar el concurso al famoso balneario de Spa, en Bélgica, donde el entusiasmo era muy grande por el triunfo de 1931 en Texas. 

Concurso Miss Universo – Foto Germán Niño.
Concurso Miss Universo – Foto Germán Niño.

LA ORGANIZACIÓN DEL CONCURSO EN COLOMBIA

Las niñas Olaya, muy pendientes de este tipo de noticias internacionales, lograron que Colombia fuera invitada al concurso en Spa. La competencia se llevaría a cabo a finales de julio de 1932 y el cupo para Colombia se logró a mediados de marzo, así que había que correr. Se decidió entonces hacer un Concurso Nacional de la Belleza, con sede en Bogotá, a celebrarse en mayo de 1932. En Bogotá se presentaron gran cantidad de candidatas y el Comité de Selección, presidido por el joven periodista Alberto Lleras Camargo, tuvo mucho trabajo. El concurso, totalmente inédito en nuestro país, había generado un interés inusitado y las jóvenes bogotanas querían llegar a ser la elegida para representar a Colombia en Spa.

En varias ciudades de Colombia se iniciaron los concursos regionales e Ibagué no fue la excepción. El Círculo Social de Ibagué organizó una convocatoria abierta, a la que se presentaron las más lindas ibaguereñas de ese momento. Finalmente, la competencia se centró entre Alicia Vila y Amalia Torres Muñoz, siendo escogida finalmente Amalia. La primera Señorita Tolima tenía apenas 18 años en el momento de su elección.

Amalia Torres Muñoz, Señorita Tolima 1932 – Foto Germán Niño.

Amalia Torres Muñoz era hija de don Rudesindo Torres, que había construido la Plaza de Mercado de Ibagué en 1910 y era un importante empresario en la ciudad. Su belleza y su porte convencieron a los socios del Círculo Social para que ella llevara la representación del departamento a este primer concurso y se hicieron grandes preparativos para acompañar a la Señorita Tolima en su viaje en tren hacia Bogotá.

Desde que se conoció su elección, los periódicos de Bogotá coincidieron en señalar a Amalia como una de las favoritas. Su foto fue ampliamente divulgada y la colonia tolimense en Bogotá comenzó a preparar un gran recibimiento en la Estación de la Sabana, el domingo 7 de mayo de 1932.

Estación de la Sabana 1930 – Foto Germán Niño.

Amalia Torres llegó a Bogotá acompañada por una gran comitiva, presidida por Francisco Rocha Vargas, Presidente del Círculo Social de Ibagué. Desde el sábado 6 de mayo había llegado a Ibagué la señorita Valle, Elvira Rengifo Romero, procedente de Cali. Ambas candidatas tomaron juntas el tren hacia Bogotá, acompañadas por su comitivas, periodistas y curiosos. El entusiasmo popular era muy grande y en las estaciones de Girardot, Anolaima, La Esperanza, Cachipay, San Javier y Zipacón se les hicieron homenajes. En Facatativa más de 1000 personas esperaban a las dos candidatas. A las 7 de la noche del domingo 7 de mayo de 1932 llegaron a la Estación de la Sabana, donde 5000 entusiastas personas gritaban ¡Viva el Tolima! ¡Viva el Valle! ¡Viva la Señorita Colombia!. El doctor Abel Casabianca, ex gobernador del Tolima, presidía la delegación tolimense que esperaba a doña Amalia. Se organizó una gran caravana de carros hacia el Hotel Granada, donde se alojaban todas las candidatas. Se preparó una copa de champaña, pero las candidatas estaban tan cansadas del largo viaje y de los múltiples homenajes en el camino, que sólo permanecieron unos minutos y se retiraron a sus habitaciones.

Hotel Granada, foto coloreada digitalmente por Germán Niño.

BOGOTÁ EN 1932

En mayo de 1932 Bogotá era una pujante ciudad de 300.000 habitantes, de ambiente muy europeo. A pesar de la crisis económica mundial, Bogotá era una ciudad con muchos teatros, bastantes espectáculos, un buen servicio de taxis, dos líneas de transporte aéreo, buena comunicación férrea y un incipiente servicio de transporte intermunicipal por carretera. La ciudad contaba con varios periódicos, que publicaban ediciones llenas de avisos publicitarios, señal de una gran actividad económica.

Los teatros de la ciudad estaban encabezados por 3 pertenecientes a la sociedad Cine Colombia, que se había constituido en 1927 en Medellín. Ellos eran el Salón Olympia, el Teatro Real y el Teatro Nariño. Estaba recién inaugurado el Teatro Faenza. La sociedad Camargo de Francisco y Finvard administraba el Apolo, el Teatro Alhambra,  el Teatro Bogotá y el Teatro Rivoli. También estaban abiertos el Nuevo Teatro, el Teatro Santa Fé, el Teatro Caldas, más los Teatros Colón y Municipal. Los teatros daban 4 funciones cada día, en horarios de matinal, matiné, vespertina y nocturna. Había precios diferenciales para luneta y plateas, los precios oscilaban entre 15 y 50 centavos, dependiendo de la película, el día y el teatro. Eran precios baratos en términos de dólares, pero aún así buena parte de la población no podía darse el lujo de ir a cine.

Más de 10000 personas al día usaban la compañía de Taxis Rojos, que cobraba 5 centavos cada 500 metros. El dólar se cotizaba a menos de 2 pesos y se transaban diariamente alrededor de 15.000 dólares en la Bolsa de Bogotá. El café se cotizaba a 10 centavos la libra. El pescado fresco de mar se vendía a 45 centavos la libra, lo mismo que costaba una buena luneta en un cine de la capital. En el matadero municipal se sacrificaban al día 240 reses, 176 cerdos y 53 corderos. Una res valía $44, un cerdo $10 y un cordero $6.50. Colombia importaba 41 millones de pesos al año de países europeos, especialmente de Inglaterra, que nos vendía 15 millones anuales. La deuda interna, lo que hoy serían los TES, valía 48 millones de pesos.

El Hipódromo de Palermo convidaba a los bogotanos en los fines de semana, junto a los Lagos de Chapinero y Luna Park, en los extremos norte y sur de la ciudad. En mi blog, he analizado con bastante detalle lo que era Bogotá en aquel año, una ciudad que rivalizaba con las grandes capitales latinoamericanas de aquellos días. Les comparto uno de los varios croquis que he montado de aquella bella ciudad.

http://www.ghnino.com/2015/04/bogota-en-1932.html

Croquis de Bogotá 1932 – Foto Germán Niño.

LOS TEMORES DE DON RUDESINDO Y LOS PRIMEROS DÍAS DEL REINADO

Entretanto, don Rudesindo Torres estaba aterrado con todo lo que había pasado en el viaje. Él no tenía idea de lo que era un concurso de belleza y los gritos, los besos, los saludos y los abrazos que había visto durante el día no le habían gustado para nada. Las multitudes rodeando a su hija, que tenía apenas 18 años, le producían temor y desconfianza. Saber que venían 10 días de trajín y de más eventos lo tenían muy nervioso. Habló esa misma noche con los doctores Rocha y Casabianca para expresarles sus temores, pero ellos lo calmaron y lo hicieron seguir adelante.

Bogotá estaba enloquecida con las candidatas. Las noticias del concurso desplazaron de las primeras planas a todas las demás, exceptuando por supuesto las del secuestro del hijo del piloto Lindbergh en Estados Unidos, que llevaba dos meses desaparecido. Amalia Torres era cada vez más solicitada, para entusiasmo de todos los tolimenses y desespero del pobre don Rudesindo.

Artículo de prensa 1932 – Foto Germán Niño.

El jueves 12 de mayo se hizo una gran recepción a doña Amalia Torres en el Club de Té de Bogotá, amenizada por una de las mejores orquestas de la ciudad. La recepción fue presidida por el doctor Abel Casabianca y su linda esposa, Paulina Cuervo de Casabianca. Allí volvió a insistir don Rudesindo en expresar sus grandes temores y su deseo para que todo lo relacionado con el concurso acabara rápidamente.

Homenaje a Amalia Torres Muñoz – Foto Germán Niño.
Colonia Tolimense acompañando a Amalia Torres Muñoz – Foto Germán Niño.

El gran evento popular del concurso se daría el domingo 15 de mayo, con una gran presentación de las candidatas en el Hipódromo de Palermo de Bogotá. Más de 15000 personas, encabezadas por el Presidente de la República, doctor Enrique Olaya Herrera, vivaron a las candidatas. Acudieron al hipódromo 1362 automóviles, 4 motocicletas y dos coches de tiro.

Reseña del Reinado de 1932 – Foto Germán Niño.

Dos eventos importantes se dieron para doña Amalia aquella tarde. Conoció al señor Luis Castro Montejo, Gerente del periódico El Tiempo de Bogotá, con quien se casaría en 1933 y por otro lado, don Rudesindo Torres decidió sacar la mano respecto del concurso. Cuando don Rudesindo vio a las 15000 personas gritando y aplaudiendo a su hija, decidió entregar una carta a Abel Casabianca, escrita el día anterior, diciendo que excluyeran a su hija de la votación final, pues «por razones familiares» no podría viajar a Spa, en caso de ganar el concurso

Foto Germán Niño.
Candidatas a Señorita Colombia 1932, la Señorita Tolima sexta de Izquierda a Derecha – Foto Germán Niño.

Todo estaba listo para la velada de elección y proclamación de la ganadora, el día 18 de mayo de 1932. Se decidió conformar un gran jurado de 29 personas, para que no quedara duda alguna de la elección, que se veía reñidísima.

Poema a Amalia Torres Muñoz – Foto Germán Niño.

LA VELADA DE CORONACIÓN

El 17 de mayo de 1932 comenzó la velada de elección, abriendo la sesión el doctor Abel Casabianca, quien entregó al Comité la carta escrita por don Rudesindo. Los tolimenses presentes en la velada no lo podían creer. Amalia era una de las candidatas más populares y su propio padre la excluía de la competencia, minutos antes de que la elección comenzara. Así finalizaba la primera participación de Tolima en un concurso nacional de belleza.

Carta al comité organizador de don Rudesindo Torres – Foto Germán Niño.

Comenzó entonces la reñida elección, que después de muchas votaciones terminó en un triple empate.  Atlántico, Antioquia y Valle quedaron con 10 votos cada una. Se decidió entonces elegir a la suerte a la nueva reina. Se llamó desde el palco presidencial a la señorita Lucia Olaya, hija del presidente, quien bajó a extraer de una urna el nombre de la ganadora. Sacó la primera boleta y dijo «Atlántico». Los estudiantes costeños que estaban en el Colón lanzaron grandes gritos de júbilo: ¡ganamos! ¡Viva Atlántico! «Error, error» decía el presentador, «Atlántico es la primera eliminada». Chiflidos, abucheos y protestas veían de los estudiantes. Finalmente ganó Antioquia por la suerte, pero el descontento de los estudiantes costeños era muy grande y no pararon de abuchear todo el resto de la velada.

Primera plana del Tiempo anunciando a la Señorita Colombia 1932 – Foto Germán Niño.

Aura Gutiérrez Villa viajó a Spa e hizo un decoroso papel en Miss Universo, quedando entre las 10 primeras candidatas. Amalia Torres se casó con Luis Castro Montejo y se quedó a vivir en Bogotá después de su matrimonio. Tuvo un hijo, Jorge, y una hija, Silvia, que se casó con el médico Jorge Cavelier Gaviria, fundador de la Clínica Marly de Bogotá. Amalia Torres Muñoz falleció en Bogotá, el domingo 21 agosto de 1983, dejando un gran recuerdo entre familiares, amigos y tolimenses. Paz en la tumba de una bella mujer.

Nota fallecimiento Amalia Torres Muñoz – Foto Germán Niño.

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