Historias

Las despedidas

Martha Lucía Barbieri

Martha Lucía Barbieri

Comunicadora Social -Yo soy la que soy –

«Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida y entonces comprende como están de ausentes las cosas queridas»  

-Chavela Vargas-

 Conocí a alguien que aunque débil y cansado se despidió con fuerza. Tengo la certeza de que recogió sus pasos en forma de fantasma aquella madrugada, hizo traquear durante incontables minutos la madera del piso y agitó vigorosamente una puerta haciendo sonar los collares que pendían de ella. Se despidió con mirada de vidrio celeste, consciente y sin pronunciar palabra, algunos días después se marchó al mundo de los muertos.   

Cada despedida es un tipo de muerte, hay quienes se rompen el alma, lloran cada partida y se despiden soñando el regreso, esa soy yo. Algunos otros se van sin mirar atrás y unos pocos sin decir nada. Hay personas que simplemente se ausentan y parten como llegan, sin mucho ruido y más de los que imaginamos no saben ni dar las buenas noches y despedirse para ir a dormir.   

Vivimos entre el dolor de la separación, el nostálgico ir y venir y muchas veces en el jamás volver. Desconocemos el arte de decir adiós y de marcharnos. Nos despedimos constantemente de personas, de lugares y cosas, «uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas», cantaría Chavela Vargas. Nos despedimos de la soltería, de un dolor, una manía, de las relaciones, del trabajo, del amor, de la vida misma, porque hasta los muertos se despiden antes de serlo. Con las despedidas llegan las ausencias, las nostalgias y las añoranzas. Extrañar, echar de menos, echar en falta se convierte en parte de nosotros.   

Me cuesta despedirme, lo admito, no estoy educada emocionalmente para eso y estoy segura de que nunca lo estaré. Anhelo siempre encontrar el camino que lleve al reencuentro, simplemente porque uno siempre vuelve a los viejos sitios donde amó la vida.   

Porque es jueves de volver a lo que fue, lo que es, lo que siempre será…porque es un jueves de despedida para mi y porque siempre, siempre me voy con la promesa de volver y parto soñando el regreso. 

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