Opinión

Ni uno más

Adriana Bermúdez

Adriana Bermúdez

Creyente en que con la verdad, todo se puede. Comunicadora social, Magíster en Administración.

Esa debería ser la consigna del gobierno, de cualquier gobierno y de todos los gobiernos del planeta, porque el secuestro es de los flagelos más horribles de la humanidad. Infortunadamente, en nuestro país es parte de nuestro día a día, en ocasiones por razones políticas, pero, generalmente, por razones económicas, como lo manifestó Pablo Beltrán del ELN hace unos días. Hoy, tenemos entre los secuestrados a Luis Manuel Díaz, padre del futbolista Luis Díaz, jugador del Liverpool.

Y aunque la guerrilla ya dijo que lo liberará, al considerar que es “un familiar del gran deportista que queremos todos los colombianos” aún no se sabe cuándo, cómo o dónde, dejando como siempre, las promesas de estos grupos en un limbo que suele no tener final. Porque seamos claros: no es lo mismo saber que las cosas se harán en cinco días o en un mes y dónde ocurrirán, que no saber cuándo y dónde, esta incertidumbre hace dudar a cualquiera de las buenas intenciones del grupo armado.

Sin embargo, la razón de la guerrilla para tanto misterio, es que la liberación debe seguir unos protocolos: esperar a los delegados de la iglesia y la Cruz Roja además, claro está, que se suspendan las operaciones en la zona en que entregarían al señor Díaz, porque los delincuentes no pueden arriesgarse a ser interceptados y capturados, como los delincuentes que son, necesitan absoluta seguridad de que su integridad será respetada, aunque ellos no respeten la de los demás.

Lo más complejo de esto es que, en medio de toda esta situación desafortunada e inconveniente que atraviesa la familia Díaz, el gobierno Petro ya tiene listo el decreto para suspender las órdenes de captura y extradición contra los miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN), a pesar de que fue esta guerrilla la que rompió el cese al fuego bilateral al cometer este secuestro. Esto indica que, en este gobierno, “Ser pillo paga” y, aunque es obligación del presidente de la República garantizar los derechos y libertades de todos los colombianos, parece que para el presidente Petro es más importante cumplirle a la guerrilla que a sus electores.

Confiemos en que todas estas concesiones dadas por el presidente a un grupo guerrillero, servirán para que éste se acoja a la famosa paz total y deje de delinquir por el país, aunque debo ser honesta y decir que, si cometieron un delito en medio de una tregua, ¿qué les impedirá seguir delinquiendo más adelante?

‘Ni uno más’, debería ser la nueva frase del gobierno y la policía. No podemos seguir permitiendo que grupos al margen de la ley pongan en riesgo la vida de las personas y la estabilidad de las familias colombianas y, mucho menos, que lo hagan de forma impune. El gobierno no debe olvidar que es el responsable de garantizar las libertades de todos los colombianos, no solamente las de los delincuentes, como parece ser su prioridad.

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