Opinión

No existe el crimen pasional

Juan Manuel Díaz

Juan Manuel Díaz

Comunicador Social – Periodista; Especialista en Derechos Humanos y Competencias Ciudadanas de la Universidad del Tolima.

La semana anterior fue noticia en Ibagué, un ataque con arma de fuego, a una pareja que se movilizaba en un vehículo a la altura del barrio Piedra Pintada.

Según versiones, un hombre atacó a quien fuera su ex pareja delante de su hija pequeña, y también a otro hombre que la acompañaba en ese momento, y de quien se dijo en medios de comunicación y redes sociales, era su amante.

El hombre atacado murió, el atacante y quien luego de cometer estas acciones se disparó en la cabeza también murió, y la mujer en cuestión, se encuentra en este momento luchando por su vida en una unidad de cuidados intensivos de la ciudad.

No obstante, y como si no fuera poco con el dolor para la familia de las personas fallecidas, la tragedia de perder a sus seres queridos, y especialmente de la víctima principal; los distintos portales informativos se llenaron de aquella frase titular que los periodistas no podemos seguir replicando, ni validando, sencillamente porque no es correcto. ¡No existen los crímenes pasionales!

Aun así, si las versiones de que las personas atacadas fueran amantes, las cuales cada día parecieran quedarse sin sustento, fueran ciertas, los medios no pueden seguir usando ese término para descalificar un hecho, ni reducirlo a un lio de faldas, como coloquialmente se dice. Eso es definir un hecho violento como un tema meramente morboso, y si se quiere, restarle importancia.

Desafortunadamente y como ocurre con los sonados casos de suicidio, de los que todavía se siguen transmitiendo en vivo, y juzgando en redes sociales, este tipo de sucesos merecen un tratamiento especial, para los que la mayoría de periodistas no están preparados. Un homicidio en un carro por el motivo que sea, no puede paralizar una ciudad, ni generar las reacciones que genera en las personas, así como tampoco un suicidio en el puente de La Variante puede seguir generando detalles, ni chismes, ni desencadenar otros casos. No sigamos haciendo de la muerte un show malsano para los familiares de las víctimas.

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