Opinión

No hay mucho por celebrar

Juan Manuel Díaz

Juan Manuel Díaz

Comunicador Social – Periodista; Especialista en Derechos Humanos y Competencias Ciudadanas de la Universidad del Tolima.

Hoy se celebra el Día del Niño en Colombia, y a decir verdad no tendríamos motivos para celebrar. Por estos días las redes sociales y los medios de comunicación han puesto en evidencia nuevamente un problema que aqueja al mundo desde hace varios años, y que en nuestro país ha hecho carrera especialmente en ciudades turísticas como Cartagena y Medellín.

La pedofilia según la Organización Mundial de la Salud (OMS) no tiene que ver con ninguna enfermedad como equivocadamente lo han querido hacer ver algunas personas en medio del debate global. De hecho, ese organismo internacional la califica como una conducta sexual indebida y como un trastorno mental, y no es para menos, pensar en abusar y violentar sexualmente a un niño o niña indefensa, incluso con su ingenuo, temeroso, inocente o interesado consentimiento, no puede ser otra cosa que el resultado de una desviación que merece el castigo más ejemplar que pueda existir en las leyes del mundo.

El caso del extranjero Timothy Alan que fue captado en cámaras entrando a un hotel en Medellín con dos menores de edad, aparentemente bajo el consenso de estas, es solo una pequeña muestra de lo fácil que puede llegar a ser conseguir este tipo de “servicios” en el país. Igualmente, a través de la W Radio esta semana se dieron a conocer unos chats en los que un pedófilo hace su negociación con la persona encargada de conseguir a las menores, y en ello se ve como compran cuerpos y virginidades por 300 mil pesos o por celulares de alta gama en Colombia.

Al debate de la pena de muerte para violadores en el país, y al endurecimiento de penas le han sobrado opiniones y posiciones tanto a favor como en contra. Sin embargo, el tema del abuso sexual de menores desafortunadamente sigue siendo recurrente, porque no se ha hecho nada en concreto. Hoy en día con la complicidad de redes sociales como Telegram, el tema cada vez es más álgido, sobre todo por la irresponsabilidad y la disfuncionalidad de algunas familias, pero también por la ausencia de leyes que condenen ejemplarmente. Por ejemplo, a hoy y a pesar de que el padrastro de la pequeña Eileen de Roncesvalles fue capturado por violencia intrafamiliar, no se sabe nada de la niña, más allá de que incluso la misma madre misteriosamente se fue del Tolima.

Hoy no hay mucho por celebrar, pero eso los pequeños no lo entienden. Nos queda a quienes tenemos hijos, sobrinos, nietos, cuidarlos como quien cuida un tesoro, pero también a quienes hacemos parte de la academia, a los medios de comunicación, y a los gobernantes de turno, seguir visibilizando el problema y exponiendo públicamente a los abusadores para que al menos reciban una sanción moral y social en este país en el que reina la impunidad.

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